Si por algo se ha caracterizado la era de Van Gundy en Detroit es por hacer las cosas con enorme sensatez, de poner un pie delante de otro para caminar y sin tener prisa por correr pero, y esto es lo más importante, sin pararse a contemplar el entorno ni una sola vez. Por eso ha aprovechado cada ventana de oportunidad para cambiar la plantilla y adecuarla a sus exigencias. No iba a ser menos este verano. Todas las apuestas han sido de perfil bajo, para reforzar el banquillo y toar los mandos sólo en caso de emergencia. Es el caso del fichaje de Ish Smith. El base proviene de Philadelphia, donde acabó jugando a buen nivel la pasada temporada pero, sí, estáis pensando lo mismo que yo: es que eran los Sixers y alguien tenía que tirar la bolita al aro. La ausencia de Reggie Jackson le dará una inesperada oportunidad de ser titular en un equipo al que ha de mantener en posiciones de playoffs.

En un sentido muy similar se puede enmarcar el fichaje del gigante Bobjan Marjanovic, llamado a dar minutos de descanso a Drummond y formar pareja con Aaron Baynes en la pintura en una unidad suplente que no pierda ni centímetros ni intimidación con respecto a la titular.

En el draft lo más llamativo de los Pistons fue la selección de Henry Ellenson que, lo habéis adivinado, es otro hombre grande. El de Marquette llegó a sonar, incluso, como una elección de lotería (entre los catorce primeros del draft) y en Detroit lo han visto como un auténtico robo. Nada espectacular, desde luego, pero si lo suficiente como para reforzar un banquillo que necesitaba de este tipo de jugadores toda vez que el quinteto titular, el sexteto para ser más preciso, está estabilizado en su jerarquía. Un verano digno de Van Gundy: un paso más en la mejora, gradual, de la plantilla.

Ampliar