Anthony Davis, Russell Westbrook, James Harden, Kawhi Leonard… y DeMar DeRozan. Muchos dudaron del escolta de los Raptors por sus problemas para anotar con eficiencia en los pasados playoffs. Y se llevaron las manos a la cabeza cuando los Raptors le dieron 145 millones de dólares justo después. Como las narrativas se sacan de quicio especialmente en playoffs (el reverso contrario de la moneda le tocó en Canadá a Biyombo), de DeRozan se dijeron cosas muy injustas. Se puede discutir y seguramente llegar a la conclusión de que no es un primer espada para un aspirante al anillo. Se puede debatir hasta qué punto le perjudica en las eliminatorias de máxima exigencia su estilo tan a contraestilo en estos tiempos que corren (esta pasada noche anotó su primer triple: 1/6 en cuatro partidos). Pero no se debería discutir, ni debatir ni desde luego negar que se trata de un excelente jugador y un anotador de absoluta categoría.

Por si acaso, y para eliminar suspicacias desde el inicio, DeRozan promedia 36,2 puntos y no ha bajado de 30 en los cuatro partidos que ha jugado, algo que en los últimos treinta años solo habían hecho para abrir una temporada Michael Jordan, Kobe Bryant y Kevin Durant. No es mala compañía. Tampoco ha bajado (está en un 55) del 50% más que en un partido, precisamente el único que han perdido los Raptors, en el último minuto y contra los Cavaliers. Y sí, solo ha anotado un triple: así llegaron tres de los 40 puntos que le metió a los Wizards (segundo partido de 40) acompañados de 5 rebotes y 5 asistencias. Como dijo Lowry (18 punto) al terminar, “me está haciendo la vida muy fácil”. A él y a todo su equipo.

La vida, en el extremo contrario, parece que nunca es fácil para los Wizards (0-3 en el inicio de la era Brooks). John Wall se enzarzó con DeRozan y sumó 33 puntos y 11 asistencias… con 9 pérdidas. Bradley Beal sigue sin acompañar como debería (15 puntos) y Otto Porter (23 y 13 rebotes) fue el verdadero escudero de Wall en un partido que Gortat dijo que era (ya a primeros de noviembre) de victoria obligada para ellos. Agua (103-113 final). Por ahora están muy lejos de lo que quieren ser. Todo lo contrario de los Raptors, que se siguen reconociendo a sí mismos como el factor más fiable en el lado del río que ocupan todos los equipos del Este que no son los Cavaliers.