NBA | ANÁLISIS

¿Puede hacer Chris Paul a los Clippers campeones de la NBA?

El base es numéricamente uno de los mejores de la historia pero no todos se fían de su gen ganador... el problema histórico de los Clippers.

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Chris Paul y los Clippers: el gran año
Soobum Im USA Today Sports

Los Warriors marchan 8-2 (como los Hawks) y los Cavaliers 9-1. Ninguno de los dos finalistas de las dos últimas temporadas es el mejor equipo, ahora mismo, de la NBA porque el mejor, después de 22 días de competición, es Los Angeles Clippers. Evidentemente se está hablando de ellos, porque es imposible no hablar de un equipo que está 10-1 sin más borrón que un día tonto contra unos Thunder que desde entonces están 2-5. Pero los Clippers son el equipo perfectamente antipático, asunto sobre el que volveré después. Y los Clippers, y esto sí ha influido drásticamente en que hayamos tardado en poner los cinco sentidos en ellos, son básicamente lo mismo de los últimos años en cuanto a nombres y concepto. Y en los comienzos de temporada se prefiere lo nuevo. Aunque sea desastroso, que sea novedosamente desastroso.

Así que para ponerse en el centro de un escenario que por unas cosas u otras nunca parece ser suyo, los Clippers han tenido que enlazar barbaridad tras barbaridad. Después de un +24 a los Spurs, recibieron a los Pistons y les ganaban 62-32 al descanso. Dos días después recibieron a los Blazers (no hablamos de equipos de la franja débil de la NBA) y les dominaban 50-18 sin llegar al ecuador del segundo cuarto. En su último partido, ante los Nets (estos sí, del último vagón pero 4-5 antes de ese partido), 39-14 en el primer cuarto.

El 10-1 de los Clippers (casi 91% de victorias) es más que un 10-1:

-El +/- en puntos de los angelinos es 16,6. El de Warriors, Cavaliers y Spurs 20,7… sumados los tres. El tope en una temporada es el +12,3 de los Bulls 1995-96. En un tramo de partidos similar para abrir curso, el +183 total está por delante de los Warriors 15-16 (+179) que comenzaron 24-0. En toda la historia, la mejor cifra es de los Bulls 1997: 11-0 con un increíble +212. Los actuales Clippers serían cuartos. También por delante, los Celtics de 1965 (11-0 y +193) y los Bucks 1972 (10-1 y +193).

-El rating defensivo es 93. Fue 103,8 la temporada pasada y 105,5 la anterior. Su actual dato, difícilmente sostenible, está por encima de los mejores de la historia a campaña completa: 95 los Spurs (1998-99), 95,4 los Pistons 2003-04 y 2014-15 los Warriors 2014-15.

-y su rating ofensivo es el quinto mejor de la NBA: 109,1 (mandan los Warriors: 112,9). En el histórico, el 115,2 de los Bulls 95-96 y el 114,5 de los Warriors de la temporada pasada.

-De sus once partidos, ocho han sido contra equipos que ahora mismo están en el 50% de victorias o por encima. Seis han sido en su pista y cinco fuera, donde no han perdido (5-0).

Un crecimiento desde la defensa

Los Clippers parecen mucho mejores sin haber tocado esencialmente nada de su estructura o precisamente por eso: su estrepitosa caída en los playoffs 2015 y las lesiones durante la pasada temporada hicieron que se nos olvidara cómo de bueno puede ser un equipo empujado por un Chris Paul que todavía no envejece (aunque camino de los 32 años está jugando por primera vez en su carrera menos de 30 minutos por partido) y unos Blake Griffin y DeAndre Jordan en constante crecimiento, que son (cada uno en su perfil) mucho mejores de lo que eran hace dos años a estas alturas de calendario, por ejemplo.

Y por eso los Clippers son mejores, a pesar de que no han tocado nada que pueda cambiar lo que han sido sus grandes problemas en un proyecto que no ha terminado de ser lo que se pensó que podría, más allá del fatalismo que en esta franquicia parece algo más que la simple mezcla de superstición e historia que puebla otras leyendas negras del deporte. Si en un ático viven fantasmas de verdad, es en el de los Clippers. Sus grandes problemas: la falta de profundidad de plantilla y de defensa exterior cuando llegan los playoffs. Cuando, para colmo, DeAndre se convierte en un jugador difícil de mantener en pista por culpa de sus ridículos porcentajes en los tiros libres.

Esa defensa es otra cosa ahora, precisamente por el crecimiento integral de DeAndre como ancla. Es el equipo que deja a los rivales en peor porcentaje de tiro (40,9%) básicamente porque con Jordan en pista están firmando un 32/79 cerca del aro: 40,5%. Una espectacular capacidad para proteger la zona que permite a los exteriores apretar muy arriba: es el cuarto equipo que menos triples deja lanzar al rival (22,6 por noche).

El equipo más odiado de la NBA... hasta ahora

Así que, ¿es el año en el que hay que creerse a los Clippers? Como mínimo habría que pensar en ellos como principal rival de los Warriors en el Oeste, ante el movimiento de piezas en la Conferencia y el posible retroceso (no drástico pero quizá lo justo para dejar paso a otro competidor) de los Spurs. Los Clippers, además, incluso han perdido foco en ese ranking de franquicias odiadas que siempre parecían apañárselas para liderar en los últimos años. Tienen rivalidades crudas y abiertas con unos cuantos rivales del Oeste (Warriors, Grizzlies, Blazers…) pero la llegada de Kevin Durant a Oakland movió el epicentro de muchas fobias hacia el norte de California. Muchos, algunos de forma explícita (DeMarcus Cousins: “Les odio”) han dejado claro que no sienten afecto alguno por un equipo al que se acusa de ser demasiado buenos en el flopping y el juego sucio, que aburre por su exceso de protestas a los árbitros y que ha fallado a la de hora de ser realmente competitivo en las últimas temporadas. Y eso ha hecho que todos sus triunfos en Regular Season (cuatro temporadas entre 53 y 57 victorias) y todos sus alley oops y highlights (Lob City…) se hayan vuelto finalmente en su contra: “sí, pero a la hora de la verdad, ¿qué?”.

En cuatro de las últimas cinco temporadas, los Clippers han sido el equipo al que más técnicas se le han señalado. Antipáticos… ¿y blandos? En los playoffs 2013 los Grizzlies les remontan un 2-0 y en 2014 caen ante los Thunder dejando escapar ocasiones francas con errores groseros en finales de partido. En 2015 y tras eliminar a los campeones Spurs en una histórica primera ronda, se dejaron remontar un 3-1 por los Rockets, que además en el sexto partido, en L.A., llegaron al último cuarto con casi 20 puntos de ventaja. Y el año pasado, en primera ronda, otro 2-0 al limbo. Este ante los Blazers y tras lesiones casi simultáneas de Blake Griffin y Chris Paul. En la prensa estadounidense se han devanado los sesos tratando de explicar las razones por las que todo el mundo odia a los Clippers. De esos artículos se puede rescatar la frase que dejó un ejecutivo de otra franquicia y que parece lapidaria: “Sencillamente, hay algo en ellos que les hace irritantes”. O esta de JJ Redick, desde las trincheras: “Parece que tenemos jugadores que sacan de quicio a los rivales”. Y finalmente, Chris Paul: “No juego para gustar, tengo suficientes amigos fuera de la cancha”. Otra del base, significativa en el nuevo marco mental del equipo, justo en el arranque de esta temporada: “Hemos hablado y hemos decidido aceptar y abrazar el hecho de que nunca seremos un equipo querido”.

Chris Paul en la elite histórica de bases

Quería llegar a Chris Paul. Para algunos uno de los mejores bases de todos los tiempos, para otros una especie de fraude con el que no puedes contar para grandes hazañas. Me acerco más a la primera línea de pensamiento aunque hay un hecho curioso que, como simple dato, es tan innegable como tramposo:

Hay dos equipos en el actual Oeste que nunca han jugado una final de Conferencia: los Clippers y los actuales Pelicans/antes Hornets. Los dos han tenido como motor en sus mejores años… a Chris Paul.

Hasta Paul, ningún base había llegado a 6.000 asistencias en Regular Season sin alcanzar ni una mísera final de Conferencia. Nadie era tan bueno quedándose después tan corto: Paul lleva ya 7.782 asistencias en RS con la tercera mejor media histórica (9,93 por partido, por detrás de las 10,5 de John Stockton y las 11,1 de Magic Johnson). Y está a 205 (en su promedio actual, unos 24 partidos) de estar en el top 10 histórico en asistencias totales.

Hay algunas cifras más que merecen ser tenidas en cuenta:

-Paul tiene el mejor ratio entre asistencias y pérdidas de todos los tiempos: 4,1 por las 3,7 de John Stockton, las 3,02 de Jason Kidd y las 2,96 de Gary Payton. Es decir, da 4,1 asistencias por cada balón que pierde.

-En las dos últimas temporadas acumula un asombroso número de pases totales (no solo asistencias) por cada pérdida: 48. En la 2015-16 dio 61,9 pases por partido (70,1 en la 2014-15) y solo 1,3 (1,4) fueron malos o condujeron a pérdidas de su equipo.

-En un rating de pases obtenido de restar a su porcentaje de asistencias (canastas de sus compañeros a través de sus pases con él en pista) el de pérdidas (pérdidas por cada 100 posesiones) obtiene un casi sobrehumano +34,2 (47,2 -13). En su carrera, John Stockton firmó un 29,4, Nash un 22 y Magic un 21,5.

Y es verdad que Chris Paul no ha jugado ninguna final de Conferencia y que ha cometido errores groseros en momentos muy visibles, como aquella serie ante los Thunder en 2014, en la que por cierto también jugó partidos épicos en los que incluso defendió con eficacia a Kevin Durant (1,83 contra 2,06). En 2008, sus Hornets fueron la sensación de la NBA hasta que, por pura inexperiencia, cayeron en segunda ronda ante unos Spurs que luego perdieron con claridad ante los Lakers en la final de Conferencia. Una serie en la que, por cierto, Paul promedió 23,7 puntos, 10,7 asistencias y 2,6 robos con un 50,4% en tiros.

Su rating de eficiencia defensiva supera el de la mayoría de los grandes bases de la historia con la excepción (y era otra época) de Oscar Robertson, es un tirador muy seguro (más fiable que pródigo) que anota cuando tiene que hacerlo y en las dos últimas temporadas (2014-16) ha asistido de forma directa en 729 de las 1611 canastas que lograron Blake Griffin y DeAndre Jordan. Y numéricamente aquella temporada 2007-08 con los Hornets está a la altura o por encima (en cifras puras, insisto) de casi cualquiera que haya jugado un base en la NBA. Estos fueron sus números:

21,1 puntos, 11,6 asistencias, 4 rebotes, 2,7 robos, 2,5 pérdidas y 28,3 de PER (rating de eficiencia).

Y así se compara con estas otras todas ellas campañas de leyenda de jugadores de leyenda:

-Magic Johnson (1986-87): 23,9 puntos, 12,2 asistencias, 6,3 rebotes, 1,7 robos, 3,8 pérdidas y 27 de PER.

-Steve Nash 2005-06: 18,8, 10,5, 4,2, 0,8, 3,5 Y 23,8

-John Stockton 1989-90: 17,2, 14,5, 2,9, 2,9, 3,6 y 23,9

-Stephen Curry 2015-16: 30,1, 6,7, 5,4, 2,1, 3,3, y 31,5.

-Isiah Thomas 1984-85: 21,2, 13,9, 4,5, 2,1, 3,3, y 22,2

-Jason Kidd 2002-03: 18,7, 8,9, 6,3, 2,2 3,7 y 22,2

En ese año su ratio de asistencias (925) por pérdida (220) fue de 4,6, por delante de las 4,2 de John Stockton en 1990. Así que seguramente lo normal es pensar que sí, Chris Paul es uno de los grandes de la historia en su puesto y no una especie de fraude competitivo, y los Clippers tienen armas para ser, como mínimo y de verdad, uno de los equipos que legítimamente pueden ser campeones.

Claro que están Cavaliers y Warriors, y mientras no se demuestre lo contrario, son los Clippers. Y cuando lleguen los playoffs… Esta temporada es, además, absolutamente determinante. Paul (insisto, camino de los 32 años), acaba contrato y tiene una player option para la próxima campaña (por 24,2 millones) que seguramente se salte para buscar más años y más volumen total en las posibilidades de ensueño de la actual estructura del salary cap. En la misma situación está Blake Griffin (player option por 21,3 millones). A DeAndre le queda otra temporada y su PO será para la 2018-19 (24,1 kilos) y JJ Redick acaba en junio un contrato que a día de hoy es un chollo: 7,3 millones.

La reestructuración de todo eso en el mercado actual es es ante todo una pesadilla y más allá, seguramente imposible. Además, otro fracaso deportivo espolearía a sus protagonistas en la búsqueda de un cambio que ventile sus mentes (que pregunte en Oklahoma City Thunder...). Así que sí, necesitan que este sea el año en el que, como mínimo, el guión cambie para bien. Como mínimo muy mínimo, una final de Conferencia. Pero claro, son los Clippers. Y mientras no se demuestre lo contrario...