La sonrisa de Anthony Davis se echaba de menos en la NBA. Volvió el viernes de la mano de Jrue Holiday y ayer paseó por Nueva Orleans, ganando un partido que hace tres días hubieran perdido por 25 puntos. Buenas noticias para la NBA.

Los Hornets dominaron gran parte del encuentro, con Kemba Walker haciendo de las suyas (25 puntos) y los dos grandes exponentes del banquillo de Steve Clifford a un nivel espectacular: 15 puntos y cinco rebotes para Frank The Tank Kaminsky y 22 totales para un Marco Belinelli imparable que acertó en siete de sus nueve intentos desde el triple y añadió 10 rebotes y cinco pases de canasta. 

Pero estos Pelicans no son los de hace unos días. Con Davis siempre a la cabeza (otros 38 puntos...) y Jrue Holiday al mando de las operaciones (22+9 en 29 minutos en su segundo partido de la temporada) aunque aún desde el banco, los de Gentry forzaron la prórroga y se llevaron el partido en el tiempo extra. La sonrisa de Davis, que apenas podía creer que hubieran ganado, era necesaria para la NBA.