REAL MADRID 96 - ICL MANRESA 70

Una exhibición de Llull sofoca la rebelión del Manresa

El base acabó con las opciones de su exequipo. Jugó ocho minutos en el primer cuarto, siete en el tercero y se sentó con 24 puntos, 6 asistencias y 37 de valoración.

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El duelo más desigual sobre el papel, el del líder contra el colista, nos dejó buenos ratos. Nos mostró a un pez chico enseñando una fila completa de dientes en la primera parte. No se le podía pedir más al ICL Manresa. Y menos tras un inicio tan duro: en cuatro minutos Andric andaba ya en el banco con tres faltas y Auda se retiraba en camilla camino del hospital (tobillo izquierdo). También se torció el tobillo Reyes, en su duelo 801 con la camiseta blanca, aunque acabó sentado en el banquillo. Sin los pívots principales, los de Ibon Navarro apretaron la mandíbula, como fieras a por cada rebote de ataque (11 al descanso), y el croata Cakarun mostró lo mejor que lleva dentro (9 puntos y 6 rechaces entonces: 41-36). Y hasta ahí duró la rebelión del modesto.

La sofocó Sergio Llull con otra exhibición salvaje. Impuso la ley de la selva, la del más fuerte. Jugó 8:26 en la primera parte (todo en el primer cuarto) y vimos a un Madrid con él (12 tantos y 16 de valoración) y a otro sin él, cuando Taylor fue de los mejores. Laso probó incluso con Nocioni, Álex Suárez y Hunter a la vez (Rudy no se había vestido). El argentino tuvo uno de esos días en los que dejó la huella del neumático en el parqué. Pasado de frenada, erró dos lanzamientos, dos tiros libres y se marchó eliminado por dos técnicas en cinco minutos.

Tocaba entonces visitar los vestuarios y tocaba más Llull a la vuelta: 7:31 en pista y otros 12 puntos y 21 créditos para un total de 24 tantos (3 de 4 de dos, 4 de 5 de tres, 6 de 6 desde la personal), 6 asistencias, 3 rebotes, 37 de valoración (récord de su carrera) y +24 con él en pista en 15:57.

Ni siquiera la luminosidad de los números refleja cómo devoró el partido y a su exequipo. En la reanudación el Madrid había cambiado, cerraba su zona, apretaba atrás y corría. Bien Maciulis y Ayón, también Doncic. Y luego Carroll, al que el club homenajeó en la pista junto al gran Clifford Luyk por convertirse en el extranjero con más partidos disputados en 85 años de baloncesto madridista. Suma ya 365, uno más que Louis Bullock. Historia viva del Madrid, como la que escribe a diario Sergio Llull.