El Bilbao ha cogido otra ola buena: 3-0, contando Europa, que sumado a la tacada inicial de 4-0 le ponen en cifras interesantes para construir un edificio sólido ante tanta cara nueva, empezando por el entrenador. Empareda el 1-6 que no dejaba de inquietar. “Estoy muy contento con el equipo”, resumió Duran. No es para menos. No estuvo muy acertado el RETAbet con el tacto del balón en aro contrario en la matinal de Miribilla desde la periferia (con la presencia de Jelovac y Kraljevic, amigos de Buva, aprovechando que el Zaragoza descansaba). Pero a la postre fue mucho más constante, maduró mejor las cosas tácticamente y encontró adecuadamente los puntos candentes, en la pintura, para decidir ante un Joventut que no se evaporó en ningún momento, cierto, pero representó el quiero y no puedo. Dominio del RETAbet de principio a fin. Los 31 puntos y 13 rebotes de los dos cincos, Eric y Buva, más la colaboración de Hervelle unos minutos en esa posición, y el equilibrio que dio por fuera Bamforth sirvió para poner el 6-3 en el casillero de los locales.

El partido dio la primera pista en el salto inicial. Comenzó como casi siempre en Miribilla: mucha más tensión de los de negro , balón al aire ganado por los locales, bloqueo ciego de Bamforth al cinco rival y mate de Eric, que en la siguiente jugada volvió a colgarse. El 6-0 abrió una línea de continuidad sobre las dos entregas precedentes, en ACB y Eurocup. El Bilbao se propuso anular a Jordan, el jugador que ha reordenado al Divina Seguros para sacarle del pozo, y lo logró en gran medida. A los tres minutos (poco después hizo lo propio Eric) hizo la tercera falta y condicionó mucho el juego del Joventut.

Salió Jerome en el segundo cuarto con la amenaza de determinar todo lo que se moviera por la pintura. Automáticamente Duran reaccionó con un movimiento táctico que desactivó esa carta e incluso dio alas a los locales. Puso primero a tres pequeños (Borg, Bamforth y Lapornik) y luego eligió a Hervelle de cinco, con Mumbrú de nuevo en el tres. Logró romper los esquemas de Ocampo. El belga dio espacio en una defensa sobre Jordan de espaldas y éste cometió pasos. Con el exmadridista abierto, los 2,15 del jamaicano eran menos amenaza, pues tenían que salir a seis metros a vigilar a su par. Además, en el otro lado estaba Nikolic y se creaban muchos espacios para el posteo de Mumbrú. El equipo vizcaíno era más móvil, su defensa llegaba a todos los rincones y Borg daba un ritmo alto en el otro lado. Total: máxima diferencia al descanso (47-35).

El Joventut pasó una matinal tormentosa para defender a Mumbrú en el poste. Ventura aún no tiene cuerpo para frenar esas acometidas, la picardía de Vidal apenas le molestaba y el sistema defensivo colectivo se las veía y deseaba. Hubo un momento que sí pudieron ajustar mejor, pero la paciencia y el bloqueo directo del Bilbao aportaron múltiples soluciones y un vuelo cien veces superior. El Joventut no se fue del partido, aunque Ocampo reprochó que no hubo frenesí en varios tramos: 67-62 a -9.08, tras un triple de Vasiliauskas. Borg cada vez tiene más pinta de base. Es difícil de desbordar por sus piernas, va perdiendo respeto al tiro lejano y el equipo va a su chepa como un avión con su nervio en campo contrario. Tras el 72-66, un triple del base sueco, un alley-oop a Eric y un contraataque de Hervelle cerraron el debate.  Mumbrú es ya el máximo reboteador de la historia del Bilbao Basket, tras superar a Banic, y el octavo en minutos de la ACB.