Mientras los Warriors pasaban por algún problema en su primera versión con Kevin Durant (y sin Barnes, Bogut, Ezeli…), los Cavaliers empezaron la temporada felices, concentrados y con un nivel de juego impresionante. Con LeBron James y Kyrie Irving en sus respectivos papeles y un Kevin Love por fin integrado y aparentemente feliz en un equipo que parecía incluso mejorado con respecto a la versión que ganó el primer anillo en la historia del franquicia el pasado mes de junio.

El equipo de Ohio llegó hasta un 13-2 (con diez de los quince partidos en su pista), la última de esas victorias en Philadelphia, ante unos Sixers que les dominaron durante más de tres cuartos y en la que hicieron poco más que lo justo para ganar. Ese partido marcó lo que parecía (por entonces) el pico de una cierta relajación, sobre todo en defensa, que se iba haciendo cada vez más patente según avanzaban los partidos. Después han llegado tres derrotas seguidas: 118-101 en Milwaukee, 94-113 ante los Clippers y 111-105 en Chicago.

Y los Cavs son el vigésimo equipo en rating defensivo. Y ha pasado de ser el octavo equipo que mejor rebotea (con Tristan Thompson apoyado por Kevin Love y LeBron James) a perder las capturas 49-33 ante los Bulls, 58-48 ante los Clippers y 51-44 ante los Bucks. En las tres derrotas, LeBron ha sumado casi las mismas pérdidas (20) que asistencias (22) y ha fallado demasiados tiros libres. Así que ha sido el propio Rey el que ha lanzado un mensaje de aviso después de la derrota en Chicago: “Tenemos que terminar ya con la luna de miel. Hay que salir a jugar con la actitud correcta. Tenemos que pelear cada noche como si no hubiéramos ganado nada. La temporada pasada es la temporada pasada, en cuanto pasó la ceremonia de entrega de anillos hay que pasar página. Ahora todos los equipos van a por nosotros y tenemos que entenderlo. La luna de miel se ha acabado. Es hora de jugar baloncesto de verdad y ser físico, ir a las trincheras. Que nos metan 78 puntos en la pintura es ridículo. Tenemos que dar un paso adelante. Todo”.

El propio Lue también se mostró crítico después del partido en Chicago: “Los jugadores no pueden sentirse muy bien ahora mismo. Tenemos que hacer un trabajo defensivo mejor y eso es cosa mía: tengo que preparar mejores esquemas defensivos”. Y Tristan Thompson asume su parte de culpa pero deja también un recado para el colectivo: "Todo empieza con los hombres grandes. Yo, Kevin, Channing (Frye)... tenemos que hacer un trabajo mejor en el control de los tableros, el rebote... Pero todos tenemos que saber que somos el campeón y que todos los equipos quieren ganarnos, sea Chicago un viernes o Milwaukee un martes. Vamos a encontrarnos la mejor versión de todos los rivales".