TIMBERWOLVES 108 - WARRIORS 116

Ricky y los Wolves mejoran, pero los Warriors amplían el récord

Klay Thompson y Durant lideran un parcial de 20-38 en el último cuarto para llevar a los 111 partidos la racha de Golden State sin encajar dos derrotas consecutivas.

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NBA

Los Warriors no encajan dos derrotas consecutivas en Temporada Regular desde el 7 de abril de 2015. Tras caer 24 horas antes en Memphis y con el cansancio acumulado en la última semana (cuatro partidos disputados en cinco noches), los Timberwolves tenían ante sí una oportunidad de oro para dar un golpe encima de la mesa que supusiera un punto de inflexión a su (otra más) decepcionante campaña. Estuvieron cerca de conseguirlo. Encararon el último cuarto con diez puntos de ventaja (88-78), pero acabaron siendo víctimas de la tormenta final desatada por los californianos. Primero Kevin Durant y posteriormente Klay Thompson lideraron un brutal parcial de 20-38 que sirve para ampliar a 111 los encuentros que Golden State lleva sin sufrir dos KO's seguidos. Un récord histórico que sigue creciendo. El anterior mejor registro lo firmaron los Jazz de Malone y Stockton: 95 duelos entre 1997 y 1999. "Es una de las rachas más impresionantes que he visto a lo largo de mi trayectoria NBA". No lo dice un cualquiera, sino Steve Kerr. 

Con el freno ya echado para llegar frescos a los Playoffs 2015 (camino de su primer anillo en 40 años), los pupilos de Oakland sufrieron dos reveses en San Antonio y New Orleans. Por aquel entonces, Karl-Anthony Towns esperaba aún a ser drafteado. "Quería detener esa racha", admitió. Deseo que le llevó a completar una gran primera parte (18 de sus 25 puntos totales llegaron en ella). Pese a Towns, el gran segundo periodo de LaVine y el dominio de los Wolves en el rebote (51-37 al término de los 48 minutos) los visitantes se marcharon al descanso mandando en el marcador (58-60). Les bastó con frenar el carrusel de pérdidas que les condenó ante los Grizzlies. Con Durant negado de cara al aro, Curry dirigía la ofensiva (8 asistencias al intermedio) mientras que Thompson (gran semana la suya) y Draymond Green compartían las labores anotadoras. 

Tras la reanudación, Ricky Rubio (8+5+6 y un +3 para los suyos con él en cancha, aunque de nuevo desacertado en el tiro: 3/10 con 0/5 en triples) tomó la batuta en el ataque y Wiggins olió la fatiga en el bando rival para voltear la situación. Normalmente, los Wolves acostumbran a desplomarse en los terceros cuartos. No esta madrugada. Tras un triple y dos tiros libres de Curry (quien dejó ya atrás a Steve Nash como triplista), cerraron el acto con un parcial de 14-1. Minnesota sí parecía ahora un equipo con corazón. Pero enfrente estaban los Warriors. Y restaba todo un mundo por delante. "Doce minutos es mucho tiempo para nosotros", explicaría después Thompson (30 puntos). Vaya sí lo es. Conforme a los de Thibodeau se les iban apareciendo sus ya habituales fantasmas, el aro de Golden State parecía agrandarse por momentos.

Wiggins, Towns y LaVine aportaron 25 tantos por barba. Bagaje insuficiente ante esa máquina de jugar al baloncesto que encarnan Curry, Durant, Klay y Green. Pese a la mejora exhibida, un muy mal último cuarto condenó a unos Wolves (6-18) que han ganado únicamente uno de sus últimos nueve encuentros. Justo lo contrario que unos Warriors que volvieron a recuperar sus automatismos ofensivos (repartieron 30 asistencias) para situarse con un 21-4 de balance tras sus 25 primeros partidos. Muy difíciles de batir. No digamos ya en dos duelos seguidos.