NBA | ANÁLISIS

El tiro de Curry, el 'clutch time'... ¿problemas en los Warriors?

Los Warriors tienen el mejor balance de la NBA y casi todo son cosas positivas... pero estos son sus posibles problemas de futuro.

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El tiro de Curry, el 'clutch time'... ¿problemas en los Warriors?
JOHN G. MABANGLO EFE

Los Warriors ganaron a los Nuggets con esa sensación funcionarial que tienen muchas de sus victorias. Como si las diéramos por seguras (lo hacemos, de hecho) y como si cada vez fuera más difícil que cualquier cosa que haga este equipo nos pueda sorprender. También sucede. Al mismo tiempo para claro que los de Oakland han entrado, después del abrasivo duelo de Navidad ante los Cavaliers, en una fase de un calendario que descuenta días hacia el All Star Weekend en la que no están poniendo precisamente el 100% en defensa, quizá en un intento premeditado por conservar fuerzas, algo que no hicieron hace un año, a la caza del histórico 73-9 que finalmente alcanzaron.

Eso sí, los Warriors están 30-5, igual que hace dos temporadas y ligeramente por detrás del 33-2 de la pasada a estas alturas. Y son el primer equipo de la historia que ha ganado al menos 30 de sus 35 primeros partidos durante tres temporadas consecutivas. Además, cerraron 2016 con un balance total en Regular Season de 72-12, exactamente el mismo que en 2015. Y solo por detrás del 74-11 de los Bulls en 1996.

Así que es difícil encontrar problemas para un equipo que tiene los cinco sentidos puestos en la que sería, por primera vez, la tercera edición consecutiva de la misma Final, una lucha Warriors-Cavaliers que quedaría así definida (en realidad ya lo es, de hecho) como una de las grandes rivalidades de la historia de la NBA. Además, la integración de Kevin Durant ha sido un éxito instantáneo y el balance en el número de tiros entre el alero y los Splash Brothers, un posible problema en verano, resulta absolutamente ajustado: en lo que va de temporada Stephen Curry suma 585 lanzamientos, Klay Thompson 607 y Durant, 596. Ante los Nuggets el asunto volvió a ser prácticamente matemático: 18, 19 y 19.

Así que ahora mismo apenas hay dos aspectos que preocupan en el Oracle Arena: los posibles problemas en los minutos decisivos, cuando todavía escuece la remontada navideña de los Cavs y el retroceso a un nivel humano de las estadísticas de lanzamiento de Stephen Curry. Sobre lo primero no es fácil encontrar datos precisos. Ethan Strauss apunta la media de diferencia de rating de los Warriors en cada cuarto de los partidos: +14,8 en el primero, +14,7 en el segundo, +16,6 en el tercero y solo +2,6 en el cuarto. El dato en gran parte está viciado, es obvio, porque muchos encuentros están decantados antes de ese último parcial en el que las grandes estrellas apenas pisan la pista. Para una visión más precisa, James Herbert se fija en CBS en los números del big four en esos últimos doce minutos con respecto al resto del partido: Stephen Curry tiene una diferencia de rating total de +15,6 que se queda en +1,7 en el último cuarto. Kevin Durant, +14,1 y +4,9. Draymond Green, +14,6 y +2. Y Klay Thompson, +15,8 y +1,8.

Después del partido ante los Cavaliers, Curry aseguró que le gustaría que se jugaran más acciones de pick and roll que comenzaran en su bote y parece que en el vestuario anidó la sensación tras las últimas Finales de que había que buscar planes más prácticos, aunque tengan que ser menos bonitos, para esas instancias decisivas. Kevin Durant apoyó esa idea, que no casa demasiado con el estilo colectivista de la era del Strength In Numbers, pero precisamente el bloqueo y continuación entre ellos, Curry-Durant, no es demasiado utilizado aunque debería ser una de las jugadas más indefendibles de toda la historia del baloncesto. Desde Oakland se apunta una teoría interesante: Steve Kerr se guarda ese recurso como arma de destrucción masiva que será liberada en los playoffs. Podría ser. Pero, mientras tanto, los Warriors sí parecen tener ciertos problemas en los finales apretados, con un Curry no demasiado lúcido y un Durant que repite patrones que ya le limitaban en Oklahoma City, algo que muchas veces ni asoma durante el resto del partido.

Mientras este asunto solo debería ser un problema de máxima magnitud en esa hipotética repetición de la Final ante los Cavaliers, la caída de los porcentajes de Stephen Curry sí parece un asunto (hasta cierto punto) más delicado en el día a día del equipo. No se trata desde luego de una crisis abismal, solo de que el base no está haciendo lo que hizo en la última temporada: lo humanamente impensable prácticamente cada día. Anota 23,9 puntos por noche (30,1 la temporada pasada) con un 40% en triples que sería la peor cifra de toda su carrera (el suelo hasta ahora es el 42% de la 2013-14), lejos del 45% de la 2015-16, en la que metía 5,1 de los 11,2 triples que lanzaba por noche (ahora 3,7 de 9,2).

Son números por lo que matarían muchos otros pero que marcan una clara recesión en su caso. De hecho diciembre de 2016 ha sido el tercer peor mes natural de su carrera desde la línea de tres: 37,8%. Solo tiró peor en diciembre de 2015 y en febrero de 2010. Enero de 2017 tampoco ha empezado a lo grande: 3/9 ante los Nuggets.

Curry, que además no está tirando más veces liberado con la llegada de Kevin Durant, está muy por debajo de su nivel en los tiros en pull up: aquellos en los que se levanta tras botar y crearse él su lanzamiento. Es decir, la marca registrada que le ha hecho imparable. Ahora está en un 27,2% que se distribuye así por cuartos. 18,2, 28,1, 41,2 y 21,4%. En la temporada 2015-16 se manejó en un 42,7% (44,8, 43,2, 42,9 y 40% por parciales).

Por último, Steve Kerr ha apuntado recientemente a las lagunas a la hora de cerrar el rebote defensivo como otro de los aspectos que su equipo tiene que mejorar a medida que se entra en la segunda mitad de la temporada. Y lo hizo de forma francamente gráfica: “Es cuestión de prestar atención. Cuando un rival lanza puedes hacer dos cosas: quedarte mirando a las mariposas del cielo o mirar a tu alrededor y fijar a un rival. Son dos opciones y nosotros estamos optando por mirar a las mariposas. Demasiadas mariposas”. Eso, está claro, siempre es un riesgo cuando entra en acción el quinteto de muerte (el small ball con Dray Green como pívot que tanto produce en casi todos los demás apartados) y especialmente contra un equipo tan insistente en el rebote de ataque como los Cavaliers (Tristan Thompson, LeBron James, Kevin Love, Richard Jefferson…). En el duelo navideño los Cavs cogieron 18 rebotes de ataque, los Warriors solo 5.