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HERBALIFE GRAN CANARIA 71-LOKOMOTIV KUBAN 86

El Gran Canaria se enreda en la telaraña del Lokomotiv Kuban

Es la segunda derrota insular este curso en Europa, la primera en este Top-16. Janinng y Broekhoff, estelares, lideran al equipo de Sasa Obradovic.

Actualizado a
Pablo Aguilar lucha por un balón en el partido ante el Lokomotiv Kuban.
CARLOS DIAZ - RECIO

Ni un pero se le puede poner a la victoria rusa de esta noche en Gran Canaria. Así, los pupilos de Sasa Obradovic ejecutaron a la perfección un plan de juego que maniató por completo a un desastroso Gran Canaria. Con un ritmo a veces demasiado rápido, en ocasiones lento, siempre sólido; acaso, manejando el partido a su antojo. Los amarillos, impotentes, empiezan el Top 16 con un rémora importante y el año de la peor manera posible. Sin embargo, no pasa de ser un pequeño lunar en su imperial trayectoria de sus últimos meses.

Pero tenía que llegar el ‘partido tonto’. Y es que la empanada con la que compitió el Gran Canaria en la primera parte fue de época, con sus jugadores destensados, sorprendidos siempre por la tela de araña que tejió Sasa Obradovic junto a sus jugadores. La última ventaja insular fue un lejano 9-8, que empezó a quedarse en apenas lo que era, una simple anécdota. Tan a gusto se encontraba el Lokomotiv que dos triples de Broekhoff le dieron una ventaja de 9-15 para culminar un 0-7 de parcial que, tal y como estaba el Herbalife, parecía un mundo. Cierto es que los amarillos no terminaban de irse del duelo, como lo demostró el tercer triple de Salin que supuso el 17-19, pero no daban el zarpazo necesario para impedir la escalada rusa (19-25 al final del primer cuarto).

Parecían cambiar las tornas cuando, nada más reanudarse el partido, Oliver acertaba desde el 6,75 para alimentar la esperanza de su tropa, que ya solo perdía por 3, 22-25. Los muchachos del Kuban salieron respondones, trampeando continuamente al Granca en uno y otro aro, y dos triples consecutivos, de nuevo y de Broekhoff y de un estelar Janinng (10 puntos al descanso y control absoluto del partido), le daban un +9, 22-31, que anunciaba tragedia en el GC Arena.

Poco después se pusieron los rusos por primera vez con un +10, 24-35 tras gancho de Vougioukas, martillo pilón donde los haya, lo que obligó a Casimiro a parar el partido con 6:04 aún por jugarse. Jugándose al ritmo que más le convenía al Lokomotiv, una nueva puñalada lejana de Collins dejaba noqueado al Gran Canaria, 26-40, en lo que suponía la mayor diferencia hasta el momento. Con el último aliento del segundo cuarto llegó un 2+1 de McCalebb para maquillar algo un desastroso marcador para los intereses insulares. Así, el 36-47 del descanso suponía un finísimo hilo de esperanza para las huestes insulares.

Era tan fino, casi imperceptible, que nada hacía pensar en la remontada del Herbalife. Nunca llegó. El baloncesto pasa por ser un deporte de momentos, tan decisivo como puede ser un segundo, o un simple ataque como aquel en el que Broekhoff cogió dos rebotes ofensivos y culminó con un triple para el 40-55. De vez en cuando el Granca daba un golpe en la mesa, como cuando Pablo Aguilar cogió su propio rebote tras fallar un tiro libre para reventar el aro ruso, 49-59. Se lo empezaban a creer los locales cuando dos tiros libres de Rabaseda le podían dar un -7 y dejarlo todo en el aire. Sin embargo, el alero catalán erró ambos lanzamientos, y acto seguido Zubkov enchufó un triple en otro de esos ‘momentos’, 51-63. Por si fuera poco, un triple de Janinng con la bocina final del tercer cuarto como música de fondo volvió a hundir la cabeza amarilla, 54-67.

Todo estaba decidido con la compañía de un pabellón mudo, contagiado desde luego por el errático partido de su equipo. Lo más cerca que llegó a estar el Gran Canaria en los últimos 10 minutos fue a 6 puntos, 63-69, tras un mate de Rabaseda. Pero la esperanza estaba injustificada por una cuestión de sensaciones, y además el Loko no es un equipo que en absoluto desespere. Entre su calma y la precipitación amarilla era cuestión de tiempo que la victoria se fuera en el avión con destino a Rusia. Los últimos minutos, un entrenamiento con público, le dieron forma a la segunda derrota europea amarilla del curso. Que llega además en el peor momento, pues en esta segunda fase de grupos cada victoria, y sobre todo las diferencias, cuentan el doble.