Han pasado ya once meses (9 de febrero de 2016) desde el último partido NBA de Chris Bosh. Era el número, sumados Regular Season y playoffs, 982. La reproducción de los coágulos de sangre le frenó en seco y desde entonces, uno de los mejores ala-pívots de la NBA solo ha podido ser noticia por sus intercambios, más o menos tensos, con Miami Heat. Intentó volver, el equipo no lo veía claro desde un punto de vista médico (y a continuación, lo contractual…) pero ahora hace meses que no se sabe nada de Bosh.

¿Y qué está haciendo Chris Bosh a sus casi 33 años y con cada vez menos opciones de volver a pisar una pista de baloncesto? Básicamente, acostumbrarse a ello: “Sigo mis instintos, hago lo que me apasiona y trato de responder las preguntas que me ayudan a superar los malos momentos, incluso una ligera depresión. He descubierto que todo se basa es seguir lo que dice el corazón y hacer aquello que te hace realmente feliz”.

¿Eso pasa por volver a jugar al baloncesto? Desde luego no se puede apostar por ello: “Sigo aprendiendo cosas sobre mi situación actual y sobre cómo funcionar sin jugar. Estoy viendo a qué sabe la retirada. Es complicado a veces… espero que en algún momento se alineen las estrellas y pueda hacer lo que realmente quiero hacer. Pero tampoco sé seguro ahora mismo qué es”.

Bosh, 11 veces All Star y dos campeón junto a LeBron James y Dwyane Wade, sabe que el propio Pat Riley aseguró públicamente que el tiempo del jugador con los Heat era cosa del pasado. Y una de las cosas que hace Bosh para tratar de sobrellevarlo es… tocar la guitarra: “Empecé porque tenía mucho tiempo libre y siempre quise saber más de lo que sabía de música. Hace unos ocho años lo intenté con el piano y di algunas clases con uno de mis primos. Y siempre pensé que la guitarra era genial, así que me puse a ello”. Su pasión es, además, el rhythm and blues: “Freddie King, BB King, Stevie Ray Vaughan… También escucho mucho a Jimi Hendrix, David Gilmour, Led Zeppelin… Mi padre escuchaba a viejas leyendas del blues cuando yo era un crío. Tengo grandes recuerdos de escuchar con él a aquellos grandes guitarristas”.

Además, la música está muy presente en su familia: “Voy en serio con la guitarra. Mi mujer, Adrienne, creció con el grunge. Conecto más con mi suegro, escucho viejos discos de rock and roll con él. Mi mujer iba de joven a festivales de Rock y Metal, tiene un gran oído. Cuando empezamos a salir me ponía discos de Nirvana, Nine Inch Nails… hablábamos constantemente de música”. Lo que está claro es que Chris Bosh ha encontrado una nueva pasión: “Es terapéutico. Nunca había querido hacer nada que no fuera jugar a baloncesto. Veo a los músicos tocar y pienso que eso es algo que quiero hacer, que haría gratis, solo para mí. Solo con conseguir eso, sería feliz”.