SIXERS 121- CLIPPERS 110

Los Sixers remontan un -19 sin Embiid pero con Sergio (¡+22!)

Blake Griffin regresa para unos Clippers que se hunden en el segundo tiempo. Noel, determinante. Sergio Rodríguez, 7 asistencias.

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El Wells Fargo Center, y se nota de un vistazo, vuelve a ser una pista a la que la gente va a pasárselo bien. Las razones principales son lo que promete Ben Simmons y, sobre todo, lo que ya es Joel Embiid. El pívot no jugó ante los Clippers por unas molestas de rodilla que no debería mantenerle fuera de las pistas más allá del partido de esta noche en Milwaukee, pero su presencia se alarga ya sobre los 76ers como institución de forma incuestionable. Vestido de calle y jaleando cada arranque de la gente con el “Trust The Process!” (creed en el proceso), la conexión del camerunés con Philadelphia, con la ciudad, es ya absolutamente eléctrica.

Entre los que estaban en la cancha con el lema (Trust The Process) en la camiseta, M. Night Shyamalan. Que podría haber escrito el guion del tercer triunfo de los Sixers sin Embiid (3-10 ahora), un imposible 121-110 ante los Clippers si se considera que el marcador era 59-78 en el tercer cuarto, después de un parcial inicial de 0-10 que ribeteó tras el paso por vestuarios un primer tiempo en el que los angelinos habían firmado un 12/19 en triples en el día del regreso de Blake Griffin: 12+11+5 con un 3/11 en tiros y 6 pérdidas. Queda camino. Entre Rivers, Crawford y Redick habían reventado a unos Sixers correctos en defensa pese a encajar 68 en dos cuartos (tope de la temporada) y que se habían buscado buenos tiros que, a diferencia de los mucho más complejos de su rival, no entraban.

Pero estos Sixers 2016-17 son divertidos y resistentes. Y están 8-3 en enero, en el mínimo de derrotas desde el cambio de año de cualquier equipo que no sean los Warriors (9-2). Y en un 16-27 total que les aleja de sus 10 victorias de la temporada pasada. Hace dos, el triunfo 16 llegó el 18 de marzo. Al 59-78 le siguió un 12-0 (71-78) que transformó el partido en cuatro minutos. Una bandeja de Sergio Rodríguez culminó antes del final del tercer cuarto (87-86) un vuelco que fue efectivo en el último parcial, con un despliegue pésimo de la segunda unidad de unos Clippers de pronto congelados. Dos canastas y dos asistencias de Sergio allanaran el camino hacia un 109-98 que ya no tenía vuelta atrás. Los Sixers cerraron el partido con un parcial de 63-32.

Richaun Holmes (18 puntos, 8/11 en tiros) sostuvo al equipo como buenamente pudo en la primera parte, mientras que en la segunda apareció la mejor versión, la verdaderamente diferencial, de Nerlens Noel: 19 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias, 3 tapones. Por cada rincón de la pista, el pívot apareció para guiar a un bloque en el que destacaron Ilyasova, Henderson, el trabajo defensivo de Covington y un excelente partido después de un ligero bache de Dario Saric (16+8), otra gran señal para el futuro como también lo es un Luwawu-Cabarro (21 años), cada vez con más pinta de jugador NBA.

Casi todo son ahora mismo excelentes noticias en Philadelphia. Con la principal excepción del fundido al negro de Jahlil Okafor, que sigue sin terminar de restablecerse tras una lesión de rodilla que se trató en marzo y cuya recuperación no debería durar tanto. No entra en el equipo con regularidad y ni siquiera tiene ahora mismo un valor interesante en el mercado. Por su parte, Sergio Rodríguez jugó 20 minutos en los que sumó un +22, el mejor dato de su equipo, con 9 puntos, 3 rebotes, 7 asistencias, solo una pérdida y un mal 4/12 en tiros (1/5 en triples). La falta de confianza en su muñeca supone un problema a la hora de producir y de seleccionar (abandona buenas posiciones de tiro exterior para buscar a compañeros no mejor situados en la media distancia) para el canario, que al menos, aunque con un rol menor del esperado, es partícipe de la fiesta de unos Sixers que ahora mismo son una de las bendiciones de la Regular Season. El Proceso, hasta cuando Joel Embiid no juega.