MINNESOTA TIMBERWOLVES 97-DALLAS MAVERICKS 84

Ricky olvida su posible salida con su 12º doble-doble: 13+14

El base español estuvo cerca de ser 'enviado' a Nueva York antes del cierre del mercado. Contra los Mavericks, logró 13 puntos, 14 asistencias, 5 rebotes y 3 robos.

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Minnesota es la casa de Ricky Rubio. El base lo volvió a demostrar esta madrugada en la victoria de los Timberwolves frente a Dallas Mavericks (97-84). El español lleva desde 2009 allí. Toda una carrera NBA en un equipo en el que siempre ha sido titular. Daba igual quién llegase. Él salía de inicio. Y es innegable que nunca ha dejado de dar lo mejor de sí mismo. Puntos, asistencias, rebotes, robos. Compromiso e integridad. Sin embargo, nunca es suficiente en un conjunto que no despega: parece que va a crecer para luego quedarse en el punto de partido. Es decir, 12 temporadas sin acudir a los Playoffs por el título. Y Rubio es el sospechoso habitual. El hombre que, una y otra vez, saca la pajita más corta para que su nombre aparezca en todos los rumores de salida. 

Desde el inicio de este nuevo curso, Ricky y traspaso han ido de la mano. Detroit y Reggie Jackson. Nueva York y Derrick Rose. Esos parecían ser sus caminos y el 23 de febrero, el día límite del mercado, la opción dos era la elegida. Estaba hecha, pero los Wolves no apretaron el gatillo para la salida de un jugador con el que finalizan su vinculación en el verano de 2019. "¿Qué paso? No paso nada", dijo el base cuando fue preguntado por el asunto tras dar su enésima mejor versión contra los Mavs. Acabó con un doble-doble gracias a sus 13 puntos (6/13 en tiros de campo) y 14 asistencias. El 12º en esta campaña, a dos de los que sumó el año pasado. Nada mal. Además, aliñó sus estadísticas con cinco rebotes, tres robos y control absoluto sobre el ataque y la defensa. 

"Es una parte importante de nuestro equipo. No solo por su habilidad o desde el punto de vista del liderazgo. Es moral. Verlo en el vestuario nos inspira", subrayó Karl-Anthony Towns, que al igual que Ricky y Wiggins, tuvo que tirar de todos sus trucos para doblegar a unos incómodos Mavericks ya sin Bogut ni Deron Williams. La ausencia del australiano (y a la espera de Noel) provocó que los Wolves dieran estopa a su rival en la pintura: 48-30 con Wiggins y Towns atacando siempre esa debilidad. 

El alero de Minnesota comenzó con fuerza. Suyos fueron los ocho primeros puntos de los Timberwolves, 16 de los 26 que lograron en el primer cuarto. Un nivel que le permitió llegar al final del partido con 27, y la opción de darle todo el peso en el último cuarto a Towns. El pívot surgió cuando la situación estaba comprometida. A pesar de controlar el ritmo y el marcador, los de Thibodeau vieron como Dallas llegaba a los últimos ocho minutos con empate a 75 (triple de Devin Harris). El esfuerzo de Curry (31) y de Harris (20) había dado sus frutos. Y ahí surgió la mejor versión del internacional dominicano. Machacó la pintura para que los suyos firmaran un parcial 22-9 con 12 puntos suyos. Ahora, y con el mar el calma, Ricky y los Wolves tiene la postemporada a dos partidos y medio (Denver Nuggets). Una lejana esperanza surge. Veremos cuál es el final.