BILBAO BASKET 63-UNICAJA DE MÁLAGA 74

Inyección de moral del Unicaja antes de ir a Múnich

El equipo malagueño impuso su gran físico ante un Bilbao que se fue a la lona desde la última acción del tercer cuarto. Díez y Suárez, los mejores.

Bilbao
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El Unicaja lleva una semana muy larga, casi tan kilométrica como su plantilla. Pendiente de resolver en la Eurocup el playoff con el Bayern de Múnich, que llega a su punto final el próximo miércoles, se aplicó una inyección de moral en Miribilla en un gota a gota. Minuto a minuto fue poniendo en liza a jugadores, a cual más físico, ante un Bilbao que no va muy sobrado de músculo y sacó de punto a este. Es curioso, el sábado a un minuto para acabar el partido de Andorra, con el colista Manresa como invitado, el RETAbet se veía con la posibilidad de tener dos victorias sobre los del Principado si ganaba al Unicaja, en esa frontera del playoff, y al final de la jornada está fuera de los ocho. Careció de puntería, se enredó con los árbitros y le faltó pausa cuando la moneda iba a decretar cara o cruz. Si lo entregó todo a la defensa, debía darse cuenta de que el Unicaja tiene eso y también un ala de jugones que sacan canastas de la chistera en momentos calientes. Como Fogg. Se cierra otro 4-0, a ver si esta vez no entraña otra minicrisis.

Dani Díez, por poner un ejemplo, no está haciendo la temporada de su vida, pero su puesta en escena, unida a la de Nedovic, cambió el ritmo. La clave estuvo en el final del tercer cuarto y el inicio del último, con la atrofia anotadora del Bilbao, que a partir de ahí fue a contracorriente, y tres acciones ofensivas de Omic que lanzaron a los costasoleños. “He tenido la suerte y el privilegio de entrenar a jugadores suyos (por Mumbrú y Hervelle) y poseen calidad para cambiar cualquier partido con carácter, lo harían hasta al parchís”, advertía Joan Plaza. No hubo vuelco.

Díez no es aquel jugador poderoso del GBC donostiarra, pero se alió con Nedovic, un cuchillo a la hora de desbordar en el uno contra uno y dividir la defensa. Los once puntos del alero madrileño eran la mitad del botín de Unicaja en el 18-22 del segundo cuarto. Antes, el cuadro malagueño amaneció perezoso, abrumado por los mejores instantes defensivos del Bilbao en la temporada. Omic condiciona mucho en este equipo y los locales supieron cerrarle en los dos contra uno y buenas rotaciones defensivas posteriores. El partido era de mucho contacto y corría como una moto GP, así que invitaba a la precipitación: con siete pérdidas acabaron el primer asalto los vizcaínos y con ocho los malagueños. La defensa siempre suele impulsar el ataque, aunque esta vez el Bilbao estaba oxidado sin Tabu... sin fluidez a la hora de mover la pelota ni referencias claras si Mumbrú no maniobraba desde el poste. El engranaje se resiente cuando la rotación no aporta: con Lapornik en pista el RETAbet perdió por 22 y con Todorovic, por 21. Borg tiene cero confianza y ya falla hasta las bandejas.

El Unicaja anda con la mente en Múnich y se le lesionó en la lucha por el rebote Brooks, que se llevó la mano a la parte interior del tobillo. Lafayette les puso por delante a 6:63 para el descanso, con un triple: 15-16; se cerraba un periplo crítico que arrancó con el 13-5. Alberto Díaz, que tenía la misión de defender a Bamforth, hizo la tercera falta nada más empezar el segundo tiempo. Duran puso en defensa para el último ataque a Llorente, pero cometió una torpe falta sobre Fogg para otorgar un 3+1: 47-51. Se acabó lo que se daba a partir de ahí. El partido se enrareció con un rifirrafe entre Omic y Hervelle en medio campo, que los árbitros se sacaron de encima con un clásico: antideportiva para cada uno. El esloveno no parece un tipo templado, especialmente sabio, y ya las tuvo tiesas con el Granca en Miribilla con un gesto que no venía a cuento. El lío encendió la grada y metió nervio a un Bilbao que había perdido a Mendia por un posible esguince de rodilla. El RETAbet alternó defensas y metió una 1-2-2 con ajustes, para dar la última bocanada (se puso a tres puntos a falta de 4:07). Con los ánimos más fríos, el Unicaja siguió tirando de físico para llevarse el triunfo y pensar en el viaje a Alemania (después de un lío gigantesco por ahorrar una miseria y no sacar billetes abiertos, con posibilidad de anulación, previendo un posible desempate).