"No importaba quién lo defendiera". Tim Hardaway fue así de claro cuando se le preguntó sobre el partido que acababa de realizar Marc Gasol, su rival esta madrugada en Atlanta, el verdugo de unos Hawks que nunca frenaron a Big Spain. El internacional español se reafirmó en la victoria de Memphis Grizzlies (91-103) como el mejor pívot de la NBA. No solo por su segundo triple-doble de la temporada, el tercero de su carrera (nadie en la historia grizzlie había llegado hasta ahí), sino por la capacidad de mando, de organización y de dominio que demostró durante los 36 minutos que estuvo sobre la cancha. Acabó el duelo con 18 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias y un +21 con él pista. "Lo pude ver enseguida. Con él sabes que una vez que anota el primero, luego va a seguir más agresivo en las acciones y lo que tienes que hacer es observar como suceden las cosas, dado que no va a hacer ningún pase, se va a encargar de tirar a canasta", subrayó David Fizdale, el entrenador de unos Grizzlies que sumaron su tercera victoria consecutiva tras comenzar el mes de marzo con derrotas seguidas. 

El gran momento por el que pasa la franquicia de Tennessee no solo se relación con el buen rendimiento de Gasol (19,3 puntos, 7,6 rebotes y 8 asistencias de media en los últimos tres triunfos), sino especialmente por la vuelta a la agresividad defensiva que ha marcado toda una época en Memphis. En las cinco derrotas que sufrieron, los rivales alcanzaron los 112 tantos de media. Ahora, en esta racha, no superan los 93 con un promedio de 92 y un modelo decreciente: 93 Milwaukee, 92 Chicago y 91 Atlanta. Esa fuerza defensiva se lo dio todo a los Grizzlies frente a los de Georgia, que enlazan dos derrotas y pierden otra oportunidad para acercarse a la cuarta plaza del Este, la última que da factor cancha en los Playoffs, después de la derrota de los Raptors en Toronto. 

La técnica de asfixia de la defensa visitante fue in crescendo. Fue madurándose al ritmo que marcaban los clásicos: Marc, Allen, Conley... porque de inicio todo fue igualado. La tecla que haría saltar por los aires el encuentro, no fue fácil de encontrar. Gasol daba un recital desde primera hora al anotar 9 de los 14 primeros puntos de los suyos. Howard se veía incapaz de frenar la diversidad de posiciones que utilizaba el pívot. Dentro-fuera, con ese peligro que tiene desde el triple (acabó con dos y ya suma 94 este curso), y que tampoco pudieron atar en corto ni Ilyasova ni Paul Millsap. A pesar de ello, el acierto exterior de los Hawks (7/17 al descanso) y los puntos a la contra (12) permitían la igualdad al llegar al descanso (52-55). 

Y ahí fue cuando los de Fizdale cortaron el oxigeno ofensivo a Budenholzer y sus pupilos: 3/16 para solo 13 puntos en 12 minutos. Ningún acierto desde el perímetro. Sin necesidad de que Gasol superase los 14 tantos con los que había cerrado el primer tiempo, los Grizzlies ya habían dado la puntilla. Se escaparon hasta los 10 de diferencia con un triple de Allen con ocho minutos por disputarse del tercer cuarto (56-66) y a los 18 a un minuto del cierre con una canasta de Ennis (60-78). No había respuestas en el nuevo conjunto de José Manuel Calderón, que en 18 minutos llegó a las 4 asistencias y los mismos rebotes.

El parcial 13-4 acercó a los locales a 10 (78-88), pero Gasol apagó el fuego con sus últimos cuatro tantos del día (79-92). Todos seguidos. Fue la respuesta contundente de un jugador que ha tocado 90 veces el balón de media en las últimas tres victorias, cuando en los 12 duelos previos solo llegó a los 71 (Peter Edminston). Eso es agresividad e implicación para el hombre que firmó el 11º triple-doble en la historia de la franquicia. "Son solo tres, amigo, no 23", comentó el español a un periodista quitando hierro a unos guarismos que se cerraron con un pase que sirvió para el triple mortal de JayMychal Green (84-99). No hubo más. Simplemente el hecho de que solo dos pívots puros esta temporada han cosechado dos o más triples-dobles: Cousins (2) y Marc Gasol, el hijo de Memphis.