Desde hace unos días hay un asunto que marca la actualidad NBA: el de los descansos a jugadores. La mecha se encendió el sábado 11 cuando coincidiendo con la visita de los Warriors a San Antonio (un partido retransmitido por la televisión nacional para todo Estados Unidos), Steve Kerr dejó sin jugar a Curry, Thompson, Green e Iguodala. A la semana siguiente, también con la ABC como testigo, fue Ty Lue, el entrenador de los Cavs, quien prácticamente entregó la victoria a los Clippers al reservar a LeBron, Irving y Love. Desde entonces, en los últimos días se han sucedido las reacciones al respecto desde todos los estamentos: jugadores, entrenadores y general managers han mostrado sus argumentos. También lo ha hecho la propia NBA a través de una carta firmada por el comisionado Adam Silver y dirigida a las 30 franquicias de la Liga. En ella, Silver advierte de posibles "sanciones significativas" de continuar adoptando estas medidas contraproducentes contra los intereses económicos de la competición. A nadie se le escapa el reciente y muy lucrativo contrato televisivo firmado por la NBA.

El último en ofrecer sus impresiones al respecto ha sido Gregg Popovich, uno de los primeros en popularizar estos descansos hace ya unos años. "Haría lo mismo si estuviera en su posición (la de la NBA). Lo que no quita que porque seamos entrenadores y/o general managers no seamos capaces de entender lo qué está sucediendo con el negocio al respecto. Pero la Liga tiene que entender que nuestro trabajo es mucho más sofisticado de lo que solía ser. La ciencia deportiva ha logrado aumentar los años que los jugadores permanecen en activo. Así que hay que sacrificar algo. ¿Quieres ver a este determinado jugador en un partido en concreto o quieres verle jugando durante tres años más? Además de quererle disputando los playoffs porque no se ha lesionado gracias a que quizá descansó cuando estaba jugando demasiado", argumenta el también seleccionador estadounidense en declaraciones que recoge el periodista de la agencia AP Jon Krawczynski. 

El preparador de los Spurs admite que resulta muy complicado encontrar una solución en forma de una normativa que regule estos descansos más allá de la reducción del número de back to backs que se producirá a partir de la próxima temporada. Pop se muestra conciliador, aunque hace uso de su habitual ironía a la par que lanza un dardo a la clase política estadounidense: "Trataremos de encontrar la mejor solución posible. Se trata de un entretenimiento. Amamos el baloncesto. Es lo que hacemos. En este sentido todos somos puristas, pero también sabemos cómo se pagan nuestros salarios. Nos entenderemos entre todos mucho mejor que lo que hacen los Republicanos y Demócratas (los dos principales partidos de Estados Unidos). Y eso que nosotros también decimos cosas sin sentido y ridículas ". Puro Popovich.