EUROLIGA

Anthony Randolph, quinto MVP del Real Madrid en esta Euroliga

Se salió ante el Olympiacos y el Madrid ya negocia su renovación. “Aunque mi cara no lo demuestre, me divierto mucho. El objetivo es ganar la Euroliga”.

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Anthony Randolph
EMILIO COBOS DIARIO AS

Anthony Randolph resultó decisivo en el triunfo del Real Madrid el viernes en la pista del Olympiacos (73-79). Clave en defensa con su intimidación y también en ataque con su velocidad, calidad en el uno contra uno y acierto en el tiro. Terminó con 21 puntos y solo dos fallos en el lanzamiento (7 de 8 de dos, 1 de 2 de tres y 4 de 4 desde la personal), cinco rebotes, una asistencia, un robo, solo una pérdida y cuatro tapones para un total de 30 de valoración.

MVP de la jornada 28 por delante de Nando de Colo (CSKA), que suma ya cinco galardones este curso. Más que nadie. Por detrás le siguen Keith Langford (Unics Kazán) con tres y Derrick Brown (Efes), Sergio Llull y Luka Doncic con dos cada uno. Llull, además, fue el mejor del mes de noviembre. El MVP de Randolph es el quinto para un jugador del Madrid en esta Euroliga, que tiene también a cinco jugadores blancos entre los catorce más valorados por minuto en pista: Doncic (4º), Ayón (8º), Randolph (10º), Llull (13º) y Hunter (14º).

Randolph, de 27 años e hijo de militares (de hecho nació en Würzburg, Alemania), ha encontrado su sitio en Europa tras ser elegido por los Warriors en el número 14 del draft de 2009 y pasar seis temporadas en la NBA en cuatro equipos diferentes (Warriors, Knicks, Wolves y Nuggets). Después de dos campañas en el Lokomotiv Kuban ruso, con el que alcanzó en mayo pasado la Final Four, ha continuado en el Madrid su evolución (mejor lectura del juego y concentración) en un equipo de la máxima exigencia y en el que ha sabido ganarse poco a poco un gran protagonismo ofensivo a la vez que dejaba su sello en defensa. Ha encajado en un grupo ya hecho con un talento y un físico que marcan diferencias. Mide 2,11 metros de altura (quizá algún centímetro menos sin zapatillas), 2,21 de envergadura y 2,78 con el brazo levantado, es decir, a solo 27 centímetros del aro con los pies en el suelo. Y su salto en carrera se acerca a los 90 centímetros. Hagan el cálculo, pero llega muy alto, sí.

En Estados Unidos se le llegó a apodar Perro Triste por su expresión facial. Aunque mi cara puede que no lo demuestre, me divierto mucho cada vez que juego al baloncesto. Me encanta y es una bendición para mí practicar este deporte”, dijo Randolph el viernes en El Pireo. “En el Madrid cualquiera puede aparecer y jugar muy bien y esta vez me tocó a mí, fue mi noche. Las cosas me salieron. Nuestro objetivo es estar listos para los playoffs, meternos en la Final Four y ganarla”.

Randolph acaba contrato en junio, pero ya ha habido contactos para firmar uno nuevo. Habrá que esperar porque la NBA quizá llame otra vez a su puerta ahora que ha alcanzado la madurez como jugador, pero su continuidad al menos otro año en el Madrid es muy posible. Tanto él como su mujer (de origen mexicano) se han integrado muy bien en España.