Esta temporada, los equipos NBA (todos) estaban 359-0 en los 359 partidos en los que alguno llegaba con ventajas de al menos 18 puntos a los últimos cinco minutos. En los últimos 20 años, el dato era 6.746 a 1 en 6.747 partidos. Ya son dos en 6.748 porque los Clippers se dejaron remontar 18 puntos en 5 minutos por esos Kings que habían perdido sus cuatro anteriores partidos. Al final, parcial de 3-22 y 97-98, que era 84-78 menos de cinco minutos antes.

¿Qué pasó? Que la segunda unidad de los Clippers entró en colapso y cuando volvieron Chris Paul y Blake Griffin (-11 por entonces) la inercia ya se llevaba por delante a un equipo que no es precisamente un ejemplo de compostura y estabilidad mental. Y que, Doc Rivers lo recordó después, jugaba su octavo partido en doce días. Triples enlazados por Hield, ataques inexplicables de los Clippers y una canasta final, de Cauley-Stein tras rebote de ataque, entre un fallo de Crawford y otro, definitivo, de Chris Paul.

Un bochorno histórico y duro para los angelinos, además, porque (44-31) vuelven a estar un partido por detrás de los Jazz en la lucha por tener factor cancha en primera ronda… y solo uno y medio por delante de los Thunder y tres, un margen más manejable, de ventaja sobre los Grizzlies. Pero con partidos así, resulta todavía más difícil de lo habitual creerse a estos Clippers. Fue, sencillamente, un esperpento histórico.