Camino de los 29 años, Derrick Rose cerró su primera temporada en los Knicks con 64 partidos jugados (130 en las dos últimas campañas, 100 en las cuatro anteriores) y 18 puntos y 4,4 asistencias de media. Y, lo peor, una lesión de menisco que alargará su recuperación prácticamente hasta la apertura del mercado, cuando será agente libre.

Su futuro ahora mismo está en el aire. Por lo visto en Nueva York y su historial con las lesiones, no es lógico esperar una vuelta a sus tiempos de MVP (o a algo cercano) y, por su estilo de juego y condiciones actuales, su aportación difícilmente compensa lo que marca el juego del equipo tener un base de estas características. Él, sin embargo, apuesta fuerte y demandará a posibles franquicias interesadas un contrato máximo que en su caso sería de 150 millones de dólares por cinco años.

Parece una barbaridad por mucho que el salary cap vaya a dar otro importante salto y se vaya a situar por primera vez por encima de los 100 millones. Los propios Knicks, en caso de firmar un contrato de esas o similares características a Rose, se quedarían casi sin margen para tratar de recomponer su desde luego complejo roster. Ahora mismo Rose, probablemente, daría su mejor rendimiento como sexto hombre, anotador de segunda unidad. Pero no parece dispuestos a trasladar esa realidad a su nómina. La situación es delicada para los Knicks, que no le traspasaron en febrero a pesar de los movimientos de los Wolves y que habrán tenido, si le dejan ir, 64 partidos de Rose a cambio de Robin Lopez (un jugado útil con un contrato manejable) y Jerian Grant (que va camino de ser un base suplente de ciertas garantías). Sea como sea, otra patata caliente para Phil Jackson.

Por si sirve como indicador de las intenciones de los Knicks, en las tiendas de la Gran Manzana la camiseta con el número 25 de Derrick Rose se vende ya a solo 20 dólares…