DIVINA JOVENTUT 82- RETABET BILBAO 55

El Joventut roza la permanencia ante un Bilbao de vacaciones

La Penya arrasó a un rival que ve lejos el playoff. Los triples lo dicen todo: 12/25 en los locales y 4/24 en los visitantes. Mumbrú llegó a acumular un 0/13 en tiros de campo.

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El Joventut dio un paso fundamental, prácticamente definitivo, para la permanencia. Dos partidos sobre esa grieta, que marca el Betis, a estas alturas parece agitar el banderazo de meta para la Penya, que despachó a un Bilbao otra vez ajustado al perfil de alma en pena, tal vez de vacaciones tras descarrilar ante el Obradoiro. Ni por la lesión de su mayor caudal ofensivo (Bamforth) ni por las molestias físicas de tres hombres, dos de ellos importantes en ataque (Mumbrú y Buva, más Lapornik), justifican la forma de desplomarse de un equipo que maravilló ante el Valencia hace nada. Sacar los pies del tiesto y empezar a barruntar cuestiones propias del playoff parece que destrozan a este equipo que pasó por el Palau de Badalona con aire derrotista y hasta pasota.

No hubo partido si por tal se entiende plantear un pleito durante al menos... ¿cuánto? ¿diez minutitos? El RETAbet está sin físico y, lo que es más importante, sin cabeza para nada. El Joventut, ya se sabe, es un bloque chisposo, redundante con el triple, y cortó las dos orejas y el rabo ante el toro más manso que ha visto este año. El Bilbao incidió por dentro de saque, por su disminuido perímetro. Dio un par de pasos de reconocimiento del terreno (4-8) y le vino la lluvia de meteoritos: un 24-2 sonrojante (para el marcador de 28-10), con una antideportiva de Hervelle a Stutz bajando un remo, fruto de la impotencia.

El Joventut disfrutaba con la bola, tenía espacios y con un par de distracciones, encontraba siempre a un hombre solo. En el Bilbao, las rotaciones defensivas eran penosas, estaban todos estáticos esperando acontecimientos sin encontrar líneas de pase y Mumbrú seguía su calvario: acumuló un 0-13 en tiros, con momentos de ausencia defensiva que permitió el brillo de sus pares. Anotó su primera canasta a los 33 minutos de juego, bajo el cachondeo de una platea que no le olvida sus regates en el pasado: "MVP, MVP". Parecía ausente. Para más inri, le pitaron una falta inexistente en el segundo final del primer tiempo, supuestamente por mover los pies y meter el cuerpo ante un paso lateral de Smith. La Penya tenía el interruptor para abrir la defensa cuando el cuero se movía por la periferia y cerrarse en el inicio de las penetraciones.

El Divina Seguros se paró para contemplar su obra un rato y el Bilbao, por pura inercia, se vio más cerca que nunca: 43-30, entonces ya pasó al siguiente plano lamentable y sesteó en los pases de dentro hacia fuera para Bogdanovic, que completamente solo hizo ocho puntos seguidos (y pudieron ser nueve, pero rozó el arco del triple). Total: 51-30. Abalde siguió campando a sus anchas y con un triple puso el 58-34 (se puso en zona el rival y se carcajeó de ella con un alley oop). Más tarde se pasó a un 63-36 en una locura que astillaba a los vizcaínos. Duran probó con Mumbrú de cuatro, y la contestación seguía llegando con techos de diferencia: 69-42, después de un triple de Gielo. En esos 27 paró la sangría. Los números abrasan la dignidad de los vascos: los banquillos aportaron un 41-10, al Joventut no le hizo falta ni un punto de contraataque (sólo dos hizo por ese medio el visitante), los triples se fijaron en 12/25 ante 4/24... y así hasta aburrir. Quitando ese verso libre que es Tabu, el resto fue una película de terror en el que el protagonista de verde y negro troceaba al de blanco y lo mandaba a la cuneta. Tras ganar el Andorra, el playoff se ve casi con prismáticos, a dos victorias. Es la aspirina de los equipos en apuros (llámese Obradoiro, Joventut...). Fue muy valiente y arriesgada, en parte por no agobiar más las arcas del club, la apuesta del RETAbet por esta gente, anunciada por boca de Raúl López, el director deportivo, pero ahora tocaría llamar a capítulo al personal para no dar sensación de dejadez. Es una idea.