La eliminación en primera ronda y por la vía rápida de los Indiana Pacers frente a los Cleveland Cavaliers abrió la gran pregunta: ¿el futuro de Paul George estará ligado a Indianápolis o fuera de sus fronteras? "Le miras en esa conferencia de prensa después de perder contra Cleveland y ves en su cara la desilusión que siente, él quiere ganar. El dinero no hace feliz a todo el mundo. Ganar y tener éxito en el trabajo llena un vacío que muchos jugadores tienen. No puedes culparle si deja Indiana. Así te lo digo”, comentó a CBS Danny Granger, compañero del alero en los Pacers desde 2010 hasta 2014. La realidad es que los Pacers no avanzan tras las dos finales de Conferencia consecutivas de 2013 y 2014. Después de ese techo, Indiana ha faltado a unos Playoffs y ha caído en primer ronda estos dos últimos años.

Paul George es una de las grandes estrellas de la NBA y antes del cierre en febrero del mercado, se negoció su posible salida. Fue una realidad que no llegó a buen puerto: su contrato es un problema. Este finaliza en el verano de 2018 (tiene una opción de jugador para ampliar por una temporada más) y su deseo, confesado a sus compañeros, de acabar con el uniforme de púrpura y oro de los Lakers provoca que las franquicias sean reacias a soltar varias fichas por una cuyo lapso de permanencia puede estar fijado en el calendario. 

Por otro lado, no todas las cartas están en contra de los Pacers. Larry Bird siempre puede tirar de chequera y ofrecer el máximo que permite el nuevo convenio colectivo, si entra en uno de los All-NBA Teams de la temporada (algo no descabellado): 223 millones por seis años. Cualquier otro equipo se quedaría en tan solo 130,6 por cuatro. ¿Éxito deportivo o amor a una franquicia por dinero? Esa son las opciones que tendrá que contestar George.