IBEROSTAR 67-REYER VENEZIA 58

El Iberostar arrasa al Venezia y está en la final de la Champions

Los italianos solo pudieron maquillar el resultado en los últimos minutos. Le espera el Banvit este domingo a las 20:15 hora peninsular.
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Como si supiera que era cuestión de esperar su momento, sintiéndose superior al Reyer Venezia, el Iberostar Tenerife supo aprovechar su momento para, con un 2º y 3º cuarto antológicos, abrochar su pase a la final de la Basketball Champions League. Ahora le espera en la final el Banvit, que superó al Mónaco en la otra semifinal.

La empanada con la que los locales comenzaron el partido fue digna de estudio. Acaso superado por el tremendo ambiente de ‘La hamburguesa’, el equipo de Txus Vidorreta se puso, sin apenas darse cuenta, perdiendo 3-10. Doornekamp incluso se permitió el lujo de fallar un mate en contraataque, nada que ver con su excelso segundo cuarto, y tuvo que ser White, líder de la segunda unidad chicharrera, quien igualara por fin el partido, 16-18. Acto seguido respondió el ex del Gran Canaria Marquez Haynes con un zarpazo desde más allá del 6,75 pero, tal y como había empezado el partido, bastante hizo el Canarias con llegar 16-21 al final del primer cuarto.

Una vez de vuelta a la realidad, no hubo quien parara al equipo local en el segundo parcial, especialmente a Abromaitis. El alero lituano, ni que estuviera a bordo de un cohete, tuvo una reacción tan descarada en esos compases que, con 11 puntos seguidos (17 al descanso y un fuerte golpe en el hombro derecho) tenía al Iberostar ya por delante, 27-26. Cierto es que encajó un parcial de 4-0, 27-30, que obligó a Vidorreta a pedir tiempo muerto, pero ya tenía el partido bajo control.

Dos triples seguidos de Doornekamp le dieron de nuevo ventaja, 35-32, y el parcial a favor del equipo insular se estiró hasta el 11-0 (40-32). La bandeja final de Haynes (40-34), el único de los suyos que oponía resistencia, apenas sirvió al Venezia para maquillar el resultado de un partido que se diluía como agua entre sus frágiles manos.

Y más que lo hizo en el tercer cuarto, en el que no hubo ni conato de reacción italiana. Con un Bramos totalmente desquiciado, Rodrigo San Miguel aprovechó una antideportiva cometida por el escolta griego, otro ex del Granca, sobre él mismo para hacer el 44-34, ventaja psicológica de 10 puntos y, además, la máxima a favor del Iberostar hasta el momento. Los locales habían roto ya el partido. Tanto fue así que la renta llegó muy pronto al 50-34 y el Venezia tardó más de 5 minutos en anotar sus primeros puntos de este periodo, 2 tiros libres de McGee para el 50-36. Empezó y acabó manipulado como un saco de boxeo, víctima de los ganchos sin cesar que le soltó el Canarias, como ese de Kirksay de 3 para el 56-42 con el que se llegó al final de los primeros 30 minutos de juego.

El partido solo lo podían perder los locales. Parecía imposible, y de hecho lo fue, que el Venezia pudiera remontar, y menos cuando, al alba del último cuarto, recibió una nueva puñalada de Doornekamp, su tercer triple, que supuso el 61-42. Adiós, partido; hola, Banvit. Apenas podía maquillar el resultado la formación visitante, como con esos dos insípidos triples de Ress para el 63-50 que obligaron a Vidorreta a pedir tiempo muerto con 4:16 todavía por jugarse.

El duelo se atascó, ni que fuera una vía principal en hora punta, pero poco importaba habida cuenta del absoluto dominio insular con San Miguel al mando de las operaciones. Era cuestión de ir descontando segundos con un epílogo cantado en pie por la afición canarista. Justísima fue la clasificación del Iberostar para la final de esta primera BCL pese a lo engañoso del 67-58 final. Discusiones de nivel de la competición aparte, lo cierto es que ya ha hecho historia. Y aún queda lo mejor.