Era una jornada de deberes aplazados por la exigencia de la Euroliga y el playoff de cuartos y el Madrid se puso al día con pulcritud y los alardes justos: batió al ya descendido ICL Manresa, una tradición que se repite sin tregua desde 1998. Aquel año el equipo catalán eliminó en semifinales a los blancos y luego ganó el título tras tumbar al Baskonia. Fue el desenlace liguero más sorprendente de la historia del baloncesto español. Desde entonces, y han pasado 19 campañas, los locales no han vuelto a vencer en el Nou Congost a su rival: 16 partidos, 16 derrotas. Casi como una maldición.

El triunfo de este jueves devuelve al Madrid al primer puesto de la ACB. Iguala a 22 triunfos con el Valencia Basket al que supera en el desempate (2-0 en los choques directos). Así que el liderato anda en su mano. Si no falla en las tres jornadas que restan (en Zaragoza este sábado, ante el Joventut el próximo jueves y el domingo 14 en Andorra), terminará líder de la fase regular por cuarta vez en las últimas seis temporadas, desde que aterrizara Laso en el banquillo.

El duelo llegó con homenaje previo. A Nocioni, que pasó por Manresa como parte de su formación hace ya 16 años, en el curso 2000-01. Y con el reconocimiento de la grada a Román Montañez, que había anunciado su retirada unas horas antes. El escolta es el único superviviente de aquel Manresa campeón (jugó tres partidos).

Tras aparcar las emociones, el aluvión blanco decantó la batalla en cinco minutos: 4-21. Y luego 13-33 al final del primer cuarto. Los de Ibon Navarro marraron sus seis primeros triples mientras que el Real sumaba seis de siete. Thompkins se lucía. Nueve puntos de salida y 21 al final con solo dos errores en el tiro (4 de 5 de tres y lo mismo de dos). Está en forma y aprovechó la oportunidad mientras Randolph lo veía vestido de calle junto a Carroll, los dos descartes esta vez.

El Madrid apabulló de inicio (Llull, Rudy, Maciulis, Thompkins y Ayón en el quinteto) y cedió los tres cuartos restantes sin perder nunca el control. Scotts Suggs (14 puntos al descanso) reactivó al Manresa en el segundo parcial. Su equipo dio la cara, no se hundió. Y Pere Tomàs se dejó ver ahora que Scariolo busca una Selección B para las ventanas FIBA.

Felipe Reyes, por su parte, se fajó como acostumbra y firmó una tarjeta impoluta: 14 tantos con cinco canastas sin fallo y cuatro tiros libres, más siete rebotes para 25 de valoración. Llull añadió tres triples y cuatro asistencias y bajó su media de minutos. En esta ocasión solo 19:36. El sábado, más en Zaragoza. Sprint final por el liderato al que se apunta el Baskonia.