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D'Antoni: "Carmelo me saboteó en los Knicks, era o él o yo"

El técnico de los Rockets asegura que no pudo convencer a Anthony de jugar a su manera y que este tenía celos del ascenso de Jeremy Lin.

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D'Antoni: "Carmelo me saboteó en los Knicks, era o él o yo"
ADAM HUNGER REUTERS

Con 66 años, Mike D’Antoni ha relanzado su carrera en Houston, donde es uno de los favoritos al galardón de Entrenador del Año y donde ha vuelto a hacer click su sistema híper ofensivo. Los Rockets han viajado montados en uno de los ataques más eficaces de la historia de la NBA, una evolución de aquellos Phoenix Suns del Seven Seconds or Less (2003-08) que revolucionaron el baloncesto y de los que han mandado muchos equipos posteriores, los Warriors de Steve Kerr a la cabeza.

Pero de Phoenix D’Antoni se fue a Nueva York (2008-12), donde tuvo un paso lleno de trompicones, con una eliminación en primera ronda de playoffs y una destitución en marzo de 2012 (le sustituyó Mike Woodson), después de un mal inicio (18-24) y de sus problemas con Carmelo Anthony, la estrella llegada poco más de un año antes.

D’Antoni reconoce públicamente que la situación se hizo insostenible y que el propio Carmelo lanzó un ultimátum a los Knick, ‘o su entrenador o su estrella’: “Él le dijo a la franquicia que tenían que elegir entre los dos así que yo sencillamente opté por dejarlo”. En el pasado el técnico ha reconocido que algunos jugadores (Carmelo otra vez a la cabeza…) no llevaron bien la aparición descollante de Jeremy Lin en aquella temporada 2011-12: “No sabía hacia dónde teníamos que dirigirnos. Sí lo sabía, pero no cómo lograrlo… la comunicación estaba muy deteriorada”, dijo el de West Virginia, que salió de los Knicks con un decepcionante 121-167.

Lin explotó con Carmelo lesionado, y este no quiso después adaptar su juego al de la figura emergente: “No es un mal chico, hablamos, le he dirigido en el cuerpo técnico de la Selección… Pero yo quería jugar de una forma y él de otra. No puede llevarle a mi terreno”. Finalmente, eso sí, al menos ambos comparten el rechazo al triángulo ofensivo de Phil Jackson: “Si el triángulo me golpeara en la cabeza, seguiría sin saber qué demonios es”, asegura el ahora (de nuevo) exitoso técnico.