CELTICS 104 - CAVALIERS 117 (0-1)

Baño de realidad: LeBron (38+9+7) y Love (32) aplastan a los Celtics

No hubo color. Los Cavaliers demostraron su superioridad de principio a fin y se hacen con el factor cancha. Cleveland sigue sin perder en estos playoffs.

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Podríamos hablar de la superioridad en el rebote de Cleveland, del horrible inicio de partido de los Celtics, de la mala noche de Isaiah Thomas... Pero sería enredarse. Los Cavaliers se llevaron con pasmosa facilidad el primer asalto de la final del Este porque tienen a LeBron James en sus filas. Así de simple. El alero se encargó de borrar de un plumazo el factor Garden exhibiendo una enorme, y casi insultante, superioridad. Ni los abucheos del público, ni Crowder, Horford, Olynyk, Smart, Brown y Green lograron evitar la enésima exhibición del Rey. Decir que LeBron jugó con los Celtics no es ninguna falta de respeto, sino la pura realidad. Valga la siguiente frase de ejemplo para darnos cuenta de lo que estamos presenciando: historia en mayúsculas del baloncesto. "Es difícil de creer, pero es mejor jugador que cuando llegué a la Liga. Mucho mejor", valoró Brad Stevens tras el partido. El de Akron acabó con 38 puntos (14/24 en tiros de campo), 9 rebotes, 7 asistencias y 2 robos. Números de escándalo que, sin embargo, no llegan a explicar la dimensión de jugador total que ha alcanzado. Da prácticamente igual el rival y el equipo que tenga delante. Hoy fueron los Celtics, pero antes le padecieron los Pacers y Raptors. Con la excepción de los Warriors, tampoco parece haber antídoto en el Oeste.

Como en el caso de LeBron, el 104-117 final no refleja lo sucedido durante el encuentro. Los campeones fueron superiores desde el primer al último minuto. Tanto, que al descanso tenían ya finiquitado el asunto (39-61). Los rebotes ofensivos de Tristan Thompson, solo Marcus Smart fue capaz de sacarle del partido recurriendo a prácticas no directamente ligadas con el juego, y los aclarados para que LeBron castigara sus emparejamientos con Horford y Olynyk (Stevens se equivocó doblemente: primero haciendo que sus interiores le cubrieran y después tardando en reaccionar) bastaron para que los de Ohio fueran poco a poco cosechando una ventaja que ya superaba la psicológica barrera de la decena de puntos superado el ecuador del primer cuarto. En los locales, con Horford intimidado por Thompson y Love (luego hablaremos de él) e Isaiah completamente perdido ante los ajustes e intensidad rival, únicamente Avery Bradley era capaz de ver aro con relativa facilidad.

Love se alía con LeBron

Los Celtics no solo maquillaron en la segunda parte el marcador, también dejaron en un digno 40-44 la batalla por el rebote y cerraron su estadística con un 12/38 en triples. Datos que contrastan con el nulo acierto exterior de la primera mitad (dos triples hasta entonces) y el bochornoso 14-28 en rechaces. A esta superioridad en la zona, hay que añadir la mejor versión de Kevin Love. El ala-pívot castigó por dentro y por fuera (6/9 desde más allá del arco) para acabar firmando un notable 32+12. Fue el aliado perfecto de un LeBron que controló el juego de su equipo en todo momento. No en vano, el de Santa Mónica es junto a Wade su único compañero en cosechar un 30+10 en un encuentro de playoffs. Tal fue el dominio de ambos que había que remontarse hasta 1966 para encontrar a los dos últimos jugadores de un mismo equipo que lograron anotar al menos 30 tantos a los orgullosos verdes en la postemporada: Jerry West y Elgin Baylor. 

Jaylen Brown

Boston evitó sobre la bocina completar la peor primera mitad de su laureada historia en las eliminatorias por el anillo. Es más, mejoró mucho (lo que no era muy complicado) en ataque tras el paso por vestuarios. Pero de poco sirve que recuperes tu acierto si te olvidas de defender. Como atrás continuaban empeñados en ser un juguete en manos de LeBron y Love, la diferencia llegó a dispararse hasta los 28. Solo entonces, una reacción de orgullo condujo a un parcial de 15-4 que cerró el tercer periodo. Si bien, ni el Garden ni sus jugadores creyeron en momento alguno en el milagro. Entre lo poco que salvar de este baño de realidad al que le sometieron los Cavs en la noche en la que necesitaban ganar sí o sí para cimentar alguna opción, cabe destacar la gran actuación del rookie Jaylen Brown. Solvente y decidido en la ofensiva, fue el par que puso a LeBron en más apuros. Que ya es decir.  

Hacia otro Warriors-Cavs

No les sentó mal el descanso de nueve días a los campeones. Continúan invictos en estos playoffs. Lucen un 9-0 que unido al 10-0 de los Warriors se convierte en un 19-0. Como resalta ESPN Stats&Info nunca dos equipos arrancaron una postemporada con semejante poderío. Pero es que tampoco se han enfrentado los mismo contendientes en las Finales tres años consecutivos. Y en este 2017, salvo hecatombe, volveremos a presenciar una nueva batalla entre Golden State y Cleveland, es decir, LeBron y su corte.