Cristiano, Messi... y Jonathan Soriano

Cristiano termina el año natural con 61 goles en 60 partidos, Messi con 58 en 66. Promedios extraordinarios, mejor el de Cristiano, sensacional también el de Messi, que si ahora nos parece menos es porque no hace mucho pasó de los noventa. Nunca nos admiraremos lo suficiente del nivel de estos dos jugadores que desde hace siete años mantienen un pulso bestial en lo más alto del fútbol, ante la mirada de toda la afición. Nunca agradeceremos lo suficiente la suerte de disfrutarles aquí, en nuestro campeonato, adalides respectivos de nuestros dos más grandes clubes, con su rivalidad eterna.

Lo más admirable, para mí, es la insistencia en mantenerse ahí. Cada uno alimenta al otro, es evidente. Empiezo a notar que tanta lucha les pesa, ya no derrochan tanta energía. Cristiano no es aquel huracán que arrancaba donde se juntan la línea de medio campo con la banda izquierda para atacar sin piedad ni para el rival ni para sí mismo. Ahora se recoge más arriba, espera ahí, ahorra esfuerzos. Messi también espacia más sus arrancadas y, al revés que Cristiano, se ha echado un poquito más atrás, para recibir en zonas más templadas. Los dos se guardan algo de lo que derrochaban antes.

Sin embargo, y vista la producción de goles, nada se les puede reprochar. No podemos decir que están decadentes, sólo que reservan algo para así poder durar más. Y se les agradece, porque cuando termine esta pugna les echaremos en falta. Distintos en físico, juego y puesta personal en escena, pero idénticos en el cultivo de la excelencia y en la ambición. Madrid y Barça ganan mucho gracias a ellos dos. Debemos felicitarnos por ello. Y, también felicitar a Jonathan Soriano, tercero en el podio, con 55 goles en 52 partidos conseguidos con su Salzburgo. Feliz goleador en una ciudad de belleza extrema.