Una decisión irreflexiva y arriesgada

Quien avisa, no es traidor. Ojalá me equivoque porque si algo deseo en esta vida es que al Madrid le vaya bien y gane todos los títulos posibles. Pero me temo que esta decisión irreflexiva e irresponsable de cargarse a Ancelotti por el simple hecho de no haber ganado la Undécima y la Liga nos acabará pasando factura. Algunos acusaban al vestuario de haber sido el responsable de la marcha de Mourinho. Seguro que ahora no podrán decir lo mismo. Pocas veces un entrenador ha encontrado en la derrota (y eso es clave) tanta solidaridad por parte de los jugadores. Ellos asumen que la culpa ha sido de la indolencia que han mostrado en algunas fases determinantes de la temporada. El 4-0 en el Calderón, el empate en el Bernabéu ante el Villarreal, el partido de Turín... Los pesos pesados reconocen en privado que Ancelotti preparó bien los entrenamientos y los planteamientos tácticos y emocionales de los partidos. Fallaron ellos. Por eso le respaldan.

Echar a Carletto no sólo supone un gasto económico innecesario (habrá que pagarle los 7 millones que le corresponden por el tercer año que tenía firmado en su contrato) sino que deja a su sucesor con una presión añadida que obliga a ganarlo todo para evitar la sensación de fracaso. Ancelotti ya estaba en el ADN de la casa, del club, del gusto futbolístico y de la afición (¿recuerdan con qué energía cantó el himno de la Décima en el Bernabéu?). Benítez tendrá que empezar de cero. Si sale mal, Rafa no será el responsable.