Pau Gasol, aún jugador del Barcelona, viajó ayer a Memphis invitado por los Grizzlies, el equipo con el que debutará en la NBA. El número 3 del draft pertenecerá al Barça hasta que no abone 586 millones de pesetas por rescindir su contrato.
—¿Era éste su sueño de toda la vida, más que ser médico o cualquier otra cosa?
—Es un sueño que me parecía imposible de cumplir y que ahora quiero hacer realidad a toda costa. Estoy decidido a jugar la próxima temporada en la NBA y espero hacer un buen acuerdo con el Barcelona para lograr una rebajita. Yo puedo ofrecer prioridad sobre mis derechos cuando
regrese a Europa.
—¿Qué haría en el caso de que el Barça se empeñase en cobrar los 586 millones de cláusula (500 con el IVA)?
—Espero que no lo haga. Si insiste... no sé lo que pasará.
—¿Habría preferido que Atlanta le traspasase a otro equipo más fuerte que los Grizzlies? ¿Tiene tanta premura en jugar en la NBA porque así será agente libre cuando pasen los tres próximos años?
—Es cierto que la posibilidad de ser agente libre cuanto antes influye en mi decisión. Pero yo quiero jugar en la NBA, y en los Grizzlies parece ser que voy a tener minutos importantes. De hecho, todo se ha hablado con la condición de que ya jugara con ellos en 2001-02.
—Antes tendrá que jugar con la selección española en septiembre: Europeo de Turquía.
—Esa condición se la puse a todos los equipos: tengo un compromiso con la selección y voy a respetarlo.
—¿Qué piensa ahora de las prevenciones que le dictaba Aíto?
—Yo escucho a fondo todo lo que dice Aíto, porque es un hombre muy experto e inteligente. Él quería que me quedase otro año para pulir mi juego, pero mi elección era irme ahora.
—¿Lo tenía todo tan claro como aparenta?
—No sospechaba que iba a ser el número 3, ni que me iba a elegir Atlanta, hasta que me rodearon las cámaras. Luego me puse nervioso y me emocioné, porque tanto mi elección como la de Raúl López han hecho historia en el baloncesto español. Espero que el próximo sea Navarro.
—Su madre lloraba después del draft. ¿Le esperan más penas que alegrías? ¿Deja usted novia en Barcelona...?
—Mi madre lloraba de alegría, hombre. Sé que todo va a ser durísimo, que voy a pasarlo mal al principio, pero también estoy seguro de salir adelante. Y no, no tengo novia. (Acaba la entrevista. Pau se monta con sus padres en una limousina negra y desaparece. En Graceland (Memphis) le aguardan el rastro de Elvis Presley y los Grizzlies).
