"No soy un sabio, pero he inventado mucho"

Pedro Ferrándiz

"No soy un sabio, pero he inventado mucho"

"No soy un sabio, pero he inventado mucho"

Reuters

Pedro Ferrándiz ingresa hoy en el Hall of Fame de Springfield como premio a su gran trayectoria como técnico.

Ha llegado el gran día. Y eso que usted, tras haber sido tres veces finalista (2001, 2003 y 2006) para entrar en el Hall of Fame, casi lo había dado por perdido. ¿Nervioso?

Nervioso no, pero sí muy ilusionado. Lo único que me pone nervioso en este tipo de cosas son los aviones y desde que pisamos tierra firme estoy más tranquilo. Es gratificante que te concedan este premio tras tantos años dedicado al baloncesto. Es algo que nunca soñé.

¿Se acuerda de la primera vez que pisó América?

Pues si le soy sincero, no. Bueno, si no me falla la memoria, viajé a Filadelfia para fichar a Hightower, que se lo quité a los Globetrotters. Me acuerdo que le regalé la insignia de oro y brillantes del Madrid a Bob Cousy, el mítico base de los Celtics. ¡Fíjese, ni sabría dónde quedaba Madrid! Luego vine mucho a fichar jugadores: Hanson, Luyk, Brabender

¿Siempre se volvía a España con 'pesca' en el cesto?

Sí, tenía suerte. No me acuerdo ni qué les decía a sus entrenadores, pero es cierto que regresaba a España con el jugador para el Real Madrid. Eran años en los que no viajaba mucha gente al extranjero para aprender de baloncesto. Yo lo hice.

Y así conoció a Lou Carnesca, uno de sus padrinos en la ceremonia del Hall of Fame.

La primera vez que vi a Lou fue en un clínic en Italia. Y después de aquello le organicé uno en España. A partir de entonces todos los años iba a Nueva York. Me recomendaba jugadores.

Su otro valedor en el evento es Charles M. Newton.

A Charles le conocí por medio de la FIBA y la NBA. Fue entrenador y él me ha acercado al baloncesto estadounidense.

Se han acercado el resto de técnicos españoles y europeos... ¿cuál es su entrenador español preferido?

Me gusta mucho Aíto y Plaza me parece un hombre muy preparado y que va a triunfar.

¿Y de los que usted tuvo como jugadores?

Pepe Laso y Lolo Sainz son, a mi juicio, los que mejor captaron mi filosofía, pero imponiendo su propia personalidad sobre la pista. Lo cierto es que aficioné a entrenar a muchos: Figueroa, Monsalve, Auseré, Luyk, Brabender, Lolo, Laso Y con todos ellos el nivel de los técnicos españoles subió. Recuerdo que en 1963 estuve en la concentración de la selección estadounidense en Hawai. Incluso me dejaban ir en su autobús. Había mucha más diferencia técnica, tanto en entrenadores como en jugadores, entre Estados Unidos y Europa... Ahora ya no.

¿Hay una palabra que defina la receta de Ferrándiz para triunfar en el baloncesto?

Yo en mi vida he leído un libro de baloncesto. Jamás. Fui más un entrenador intuitivo que escolástico. Y así me vino a la cabeza la famosa autocanasta, la defensa de ayudas o el hecho de apostar por el contraataque cuando nadie lo ponía en práctica en Europa. No soy un sabio, pero invenciones he hecho muchas.

El discurso de bienvenida (que Pedro leerá en español y Walter Szczerbiak traducirá al inglés) ¿lo tiene inventado?

Sí, no me gusta dejar nada en el aire. Soy malo para la improvisación. Todo está preparado.

Como el esmoquin, que espera en el armario.

Sí, aunque con tanto acto programado ya no sé ni qué me tengo que poner en cada momento. ¡Si me he traído de todo, hasta un traje de obispo (risas)!

¿Feliz?

Mucho, pero ojo, seguiré trabajando. Tengo la ilusión de devolver al baloncesto lo que el baloncesto me ha dado a mí, que ha sido muchísimo.