Rusia vuelve a dejar a España sin el oro

Otra vez plata, otra vez Rusia de verdugo. Pero hay platas y platas y, mientras que la de los chicos nos supo a almendra amarga, la de las chicas sabe a pasa de corinto, a éxito grande, a hazaña ante unas rivales que medían siete leguas. Por eso José Luis Sáez, el presidente de la FEB, sacaba pecho, como también lo hacía Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte. Y como debe hacer Amaya Valdemoro, nuestra mejor jugadora de la década, que ayer dejó el parquet llorando por haber fallado una bandeja que nos hubiera acercado al milagro. De Gasol -otra estrella que erró- a Amaya, de Kirilenko a Stepanova. Pero otro sabor. Mejor sabor de boca. Dulce.

Pocos habrían adivinado un final de infarto de echar un vistazo al marcador al descanso (24-44). Un muro infranqueable, con las subcampeonas del mundo desplegando todo su potencial y haciéndonos retroceder a los años 50, cuando Rusia era Rusia y jugaba con nosotros al ratón y al gato. Stepanova, su joya, se mostraba imparable dentro, y Arteshina y Korstin inflaban con sus puntos el despegue ruso (5-14). En España daba la cara Montañana; bueno, la daban todas, aunque era la valenciana nuestro filón (siete puntos seguidos). Una canasta de Stepanova cerró el primer cuarto, con diez puntos arriba para las de Igor Grudin (13-23). Su juego interior no admitía peros y España sobrevivía con triples.

Reacción.

El dominio ruso aumentaba en progresión aritmética: de los diez puntos del primer cuarto a los 20 al descanso (24-44). No sabemos lo que Evaristo Pérez diría a sus muchachas en el vestuario. Queda en top-secret, pero lo cierto es que la Selección dejó en el túnel todos sus miedos y volvió a la cancha con la cara lavada y ganas de guerra, sus señas de identidad. Defensa, presión en toda la cancha y correr. Suena fácil, escrito aquí, pero el mérito era mayúsculo. Fue Palau quien lideró la revuelta, con su tirito a cuatro metros y letal en las penetraciones. La defensa agobiaba hasta el punto de que las rusas cometieron pasos en tres ataques seguidos (32-47, 5:22 para acabar el tercer cuarto). Evaristo ordenó zona y un triple de Palau acercaba aún más (37-49, 3:31). Tiempo muerto de Rusia, tiempo para salir de la crisis y recuperar el control de la mano de Korstin. Osipova, la otra gigante, a pista, y fin del tercer cuarto con mucho por jugar (43-53).

Así fue. Un 8-0 que cerró Marta Zurro situaba a España a sólo cuatro puntos (49-53). Pero renació Rusia y aguantó, pese a que la Selección española aún tuvo una última bala. Con 65-69 y 21 segundos para el final, Valdemoro falló su bandeja. Ahí se acabó el partido... pero empezó la fiesta. Cuatro podios consecutivos en Europeos y ahora, por fin, la plata. Y el MVP para Amaya. La mejor, no hay por qué llorar.