NBA | Memphis - San Antonio
Gasol y Navarro encienden Memphis
Ha llegado el gran día para Juan Carlos Navarro. Hoy, ante su afición, el escolta catalán debuta en la NBA ante nada más y nada menos que el vigente campeón, San Antonio. No estará solo. A su lado, su amigo Pau Gasol, que afronta su séptima temporada en la Liga.
Es Halloween en Memphis, Tennessee, y brilla el Padre Mississippi en los puentes metálicos sobre las autopistas I-40, I-55. Siete años consecutivos de Halloween en Memphis para Pau Gasol, siete desde 2001, con los Memphis Grizzlies. Y primer Halloween para Juan Carlos Navarro en la ciudad de los puentes y de Graceland, que brilla como las eléctricas guitarras relucientes de Elvis Aaron Presley. En este comienzo de la NBA, los Memphis Grizzlies no se entenderían bien sin sus dos fieras españolas. Pau Gasol, Meal Ticket, vale de comida, es el corazón y el alma, como Elvis en Graceland. Navarro, Instant Grits, precocinado instantáneo, es la gran esperanza de los nuevos Grizzlies, reconstruidos por Marc Iavaroni y Chris Wallace tras la decadencia de Jerry West, Fratello y compañía.
Llega el campeón.
Para ellos y para Memphis, la llegada a la ciudad de los San Antonio Spurs, "campeones del mundo", como gusta de recordar el entrenador Iavaroni, es una fiesta. Fiesta en Beale Street y el cavernoso FedEx Forum, donde las puertas de las salas se abren por huellas digitales. La fiesta que adornan Pau y Juan Carlos.
En Peabody Place, junto al inquietante Hotel Peabody que Thomas Harris retrató en "El Silencio de los Corderos", la afición rivalizó para hacerse con las 500 entradas de regalo adquiridas por Pau Gasol, el boss, el jefe. "¿Cree que Pau dejará una entrada para mí?", se preguntaba el joven taxista Terry Chambers. Navarro seguía dale que te pego con ese inglés que aquí "hablan tan rápido", dice Juan Carlos: estamos en el Profundo Sur de los Estados Unidos de América. Él, Navarro, también tira muy rápido...
Gran fiesta.
En Memphis empieza la gran fiesta que la NBA quiere culminar en la bruma de Pekín, recuperando el oro perdido en los Juegos de Atenas. Uno, con la piel más endurecida, recuerda que hace 18 años, en 1989, atravesaba otra bruma, la de Portland, Oregón, tras los pasos y los tiros de una leyenda, Drazen Petrovic.
Habíamos visto los últimos ganchos de Kareem directos al cielo, planeados por el Mago Johnson. Quedaban por ver los mejores milagros de Michael Jordan. Luego, Shaquille, Kobe, Duncan, los Spurs.... pero hoy, aquí, séptimo Halloween en Memphis desde 2001, la fiesta de la NBA se llama Pau Gasol.