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Baloncesto. Copa del Rey | Real Madrid 73 - Akasvayu 60

Bullock tumbó a Gasol

Smith y la defensa neutralizaron el poderoso inicio del Akasvayu

Actualizado a
<b>IMPARABLES. </b>Axel Hervelle entra a canasta ante la atenta mirada de Marc Gasol, el líder del Akasvayu. El Madrid se mostró eficaz y contundente. Sin dudas.
mariano pozo

Tras la machada del Iurbentia el jueves cargándose al Barça, la segunda jornada de la Copa se declaró abstemia. Sin sorpresas. Real Madrid y DKV Joventut se cruzarán en semifinales, en un partido grande con mil piques arrastrados. Pero antes los blancos sudaron la gota gorda; nada de alfombras rojas. Plaza inventó poniendo al canterano Pablo Aguilar de titular y salió mal. No por el chaval, sino por la pobre puesta en escena de todo el equipo unida a la embestida inicial del Akasvayu. Mumbrú, además, cometió dos faltas rapidísimas y lastró el planteamiento de salida. El parcial gerundense crecía como cerveza agitada: 0-9, 2-12, 4-14 para entonces Charles Smith ya había subido al escenario con el traje de superhéroe.

La Araña relevó a Mumbrú y catapultó a los blancos con once puntos y cinco recuperaciones de balón al descanso (siete al final). El enorme trabajo de Hervelle y un cambio radical en defensa comenzaron a ahogar al Akasvayu, carente de tiro exterior. Las faltas personales corrían ahora a favor de los blancos (en el inicio fue al revés). Un nuevo robo de Smith certificaba la remontada: 26-25, minuto 13. Partido nuevo.

El Akasvayu dejaba atrás el factor sorpresa, su empuje inicial. "El equipo dio la cara, pero no todo depende de lo que uno lucha", diría luego Marc Gasol. Al descanso se mantenía la igualdad (37-37), con sendos lanzamientos sobre la bocina de Hervelle al final de cada cuarto. El tercero también se cerró así, esta vez con Sekulic tras gran pase de Tunceri: 52-47. Esas tres canastas in extremis daban aire al Madrid. Y de ahí hasta el final.

Los de Plaza apretaban sus tenazas y el Akasvayu se asfixiaba. Gasol encestó todo lo que tiró (9/9), pero acabó con menos valoración (18) que puntos (19), algo extrañísimo en él. No dominaba el rebote (lo hacía el belga), perdía balones (4) y apenas recibía faltas (2). Precisa defensa, pese a lo que diga el porcentaje, y sin Papadopulos. El hermanísimo no decantó la balanza de su lado, pero nos aclaró que sin él el Akasvayu nunca competiría con el Madrid. La cuarta falta personal (46-47) le llevó al banco. Volvió seis minutos más tarde tras un -7 (56-50). Redujo la renta blanca a dos tantos, pero entonces, a medio cuarto para la bocina, el Madrid descerrajó varios tiros mortales: 17 puntos en el último sprint. Una penetración genial de Bullock, en su mejor momento de la campaña, y dos triples de regalo, añadido a otro de Tunceri, noquearon al Girona. Acertó San Emeterio. La clave era sujetar a Bullock y Smith. No lo consiguieron.