La fe mueve montañas, incluso permite a un equipo como el Iurbentia endosarle 12 puntos al Madrid en el último minuto y pintar negro lo que parecía blanco (78-77 a 8 segundos del final), pero la fe no impide que un error arbitral (triple error, o error a tres pitos) admita como válido un tapón ilegal y permita al Madrid anotarse una victoria que no le correspondía.

Recapitulemos. El Madrid había dominado prácticamente todo el encuentro, había rentabilizado el espléndido trabajo de Raúl López, Charles Smith y Felipe Reyes, y había entrado en la recta final del choque con la victoria en el bolsillo (66-74, min. 39). Pero el Iurbentia no se entregó, consiguió ponerse arriba a 8 segundos de la sirenazo (78-77) con un parcial de 12-3 y obligó al Madrid a encestar en su última posesión si quería salir triunfador de La Casilla. Y el Madrid lo hizo (entrada y enceste de Mumbrú, 78-79), pero la fe y la tenacidad del cuadro bilbaíno no se habían acabado. En los cuatro segundos que aún restaban de encuentro Recker llegó hasta el aro madridista y dejó una bandeja suave que era el éxito, la puntilla. Hervelle desplazó el balón cuando ya estaba en trayectoria descendente (las imágenes de TV no dejaron duda) y, en lugar de anular el tapón, los colegiados lo dieron por válido. El 78-79 quedó como marcador definitivo, el Madrid regresaba a casa como líder con tres escalones de ventaja sobre el segundo (Joventut) y el Iurbentia sumaba otra decepción frente al equipo merengue, el único al que jamás se ha impuesto en la ACB.

Injusto desenlace para un gran partido, intenso en defensa y ataque por parte de ambios equipos. Lazaros fue un lastre para el Madrid, pero Reyes y Raúl López estuvieron pletóricos. Y aún así, el Iurbentia mereció ganar.