La tumba del Madrid estaba en el Carpena

PlayOff ACB | Unicaja 88 - Real Madrid 86

La tumba del Madrid estaba en el Carpena

La tumba del Madrid estaba en el Carpena

Mariano Pozo

Saltándose a la torera la historia, Unicaja eliminó ayer al Madrid al firmar en el infierno del Carpena el 2-0 en esta nueva serie a tres partidos. Un partido de héroes que coronó a Cabezas y Berni, esencia del baloncesto en una ciudad que lo vive a lo grande.

The Grave, la tumba, es la pista número dos de Wimbledon. Allí, dicen, caen los grandes campeones. La tumba del Madrid, el campeón de la ACB, el campeón de la fase regular, estaba en el Carpena. Unicaja le quitó el polvo a los libros de historia de la ACB. Desde ayer tendrán que reescribirlos porque el octavo eliminó al primero con un dos a cero insospechado para cualquiera. Honores al vigente campeón, porque jugó un partido valiente en el infierno, no se arrugó nunca y supo sufrir. Pero no ganar. Porque ganó Unicaja con una carrera imposible de Berni, de costa a costa, de El Palo a Fuengirola. Mumbrú le siguió con la mirada y el capitán malagueño, con un corazón inmenso, dibujó una bandeja perfecta. Explotó el Carpena y lloró el Madrid, que cierra un año nefasto, con todas las ilusiones destrozadas. Un balance injusto, porque el Madrid jugó ayer como el campeón. Con un jugador superlativo, Bullock, y con dos soldados, Felipe y Hervelle, felices en estas guerras. Lo contrario que Papadopulos, seguramente el fiasco más grande de la temporada.

El Madrid se resistió a firmar su final. Inseguro como nunca, pero orgulloso y campeón, sufrió los golpes de Ndong, pero los resistió y no se fue del partido. Superó el 20-12 del primer cuarto y empató antes del descanso (36-36). Felipe levantó el dedo a su gente. Y más que nunca cuando Hervelle hizo el 60-62 a 8:25 del final. Lo que sucedió después fue una serie de increíbles heroicidades. Cabezas y Berni, hijos del baloncesto en Málaga y orgullo de Pepu, que les vio en el palco, anotaron sin piedad. Bullock, celestial hasta entonces, se diluyó, exhausto por el esfuerzo. Cuando el partido coronaba a Cabezas, Raúl López hizo un triple memorable (79-80).

Tan inestable mentalmente como ha sido los dos últimos años, pocos pensaron que Unicaja se levantaría. Lo hizo a golpe de Cabezas, que terminó el partido cogido a hombros por Germán Gabriel, con su gemelo pidiendo paz. Un final épico, acorde con una eliminatoria que cambia los registros del campeonato, que pone en duda la validez del sistema, pero que igualmente demuestra que el deporte vive de este tipo de gestas que enciende ciudades y deja disgustos sobresalientes. El Madrid se va de la Liga con errores, pero dejando el sello de una idea romántica de baloncesto. Pero donde rieron de verdad fue en Málaga. Especialmente Berni, el héroe de la última canasta, el enterrador del Carpena.