Cuando Pau Gasol aterrizó en la NBA, Kevin Garnett ya llevaba cinco años en la liga. Había que buscar un referente, un perfil con el que introducir al aficionado estadounidense en el estilo y maneras de ese espigado jugador español. Es lo que hacen habitualmente los ojeadores NBA, que a Sergio Rodríguez, por ejemplo, le colocaron el incómodo sambenito de Jason Williams. Se sabía que Pau había sido elegido por Atlanta Hawks con el número 3 del draft (aunque sus derechos fueron traspasados a Memphis Grizzlies), pero poco más. Y así surgió el nombre de Kevin Garnett en el camino de Gasol.

Mate inolvidable.

Pau reconocía admirar al entonces pívot de Minnesota Timberwolves. Y ya en su primera temporada (01-02) tuvo su primer gran duelo con el de Carolina del Sur. Sucedió en el antiguo pabellón de los Grizzlies, La Pirámide, en partido de temporada regular. El morbo alimentó el duelo y tras una brillante jugada en la que superó a Gasol, Garnett le apludió en la cara al pívot español en un despectivo gesto.

La venganza se sirvió en caliente. En la siguiente acción en la que quedaron emparejados, Pau amagó con el tiro, fintó, se fue por línea de fondo y realizó un espectacular mate en la cara de Garnett resumido por el comentarista de la televisión estadounidense con el recordado: "Un, dos, tres, olé". Ahora, siete temporadas después, Gasol y Garnett se miden cara a cara en plena final de la NBA. Justo en el mismo año en el que ambos decidieron cambiar de aires y abandonaron Memphis (por los Lakers) y Minnesota (por Boston).

Pau promedia 18,8 puntos, 8,6 rebotes y 3,1 asistencias en sus siete campañas en la Liga; Garnett, 20,4 puntos, 11,2 rebotes y 4,4 asistencias en sus trece años en la NBA. Ninguno tiene el anillo de campeón. El destino ha querido que los dos lados del espejo se encuentren en la histórica final que arranca el jueves.