Rusia aplaude el primer festival de Ricky Rubio

Aíto tiene 61 años, pero a moderno no le gana nadie. Él quiere hacer baloncesto futurista, jugar con diez elementos el primer cuarto (y porque Navarro está tocado), defender por cualquier lado de la pista con las mismas garras que en la zona, mezclar talento y esfuerzo. Su modelo, integral, ejemplar, puede hacer historia en la Selección. Para tan poco tiempo de preparación, es una proposición atrevida, pero el proyecto ilusiona, así que hay que contarlo. España fulminó ayer a Rusia, que por más que diga el resultado, además de campeona de Europa es un buen equipo. El judío Blatt no trabaja el día del Yom Kippur, pero el resto del año se da la paliza. A esta Rusia que fue reina de la anarquía en baloncesto desde que se descompuso a principios de los 90, la ha metido en cintura. Son ortodoxos, saben a lo que juegan y tienen corazón. Y a Kirilenko. En Pekín, como en Madrid, Andrei se hará notar.

El problema de Rusia no fue su baloncesto, sino el de España, que otra vez jugó un partido profesional y no se permitió preciosismos y diversión hasta que lo resolvió. Claro que cuando llegaron, el personal en Cáceres se lo pasó en grande. Ricky, que el primer día no conocía a los compañeros de clase y estaba algo cohibido, ya se ha soltado el pelo. Repartió asistencias de coleccionista y el que más se lo agradeció, por supuesto, fue Rudy, jugador superior que va a adquirir en los Juegos un protagonismo que jamás ha tenido con la Selección. El cuerpo se lo pide, porque está en plenitud y, de momento, no tiene que competir con Navarro, que ayer sólo compitió en la segunda parte por un problema en una de sus costillas. La pareja Navarro-Rudy promete tanto como los hermanos Gasol, Pau y Marc, que son marca registrada de la Selección, ya los quisiera para sí a los dos Jackson en los Lakers. Se intuye que Aíto les hará jugar mucho juntos. Ayer ya dieron el primer recital. Pero Aíto no quiere parado a nadie. Somete a sus jugadores a un esfuerzo agotador. ¿Cómo acabarán los rivales?

Ganó, claro que sí, España, que se limpió un poco las lágrimas de la final del Eurobasket, aunque conociendo cómo se las gasta la generación, tampoco parece que vayan a atormentarse demasiado. Prefieren mirar mañana a Argentina, que todavía lleva colgado el oro de Atenas. El oro que persigue el modelo integral de España.

Aíto: "Queda margen de mejora"

"Nos queda mucho margen de mejora todavía, aunque es cierto que hemos hecho un primer tiempo extraordinario. Queremos llegar al 90 por ciento a China y de momento estoy muy satisfecho del trabajo de todos los jugadores"