Desafío al universo NBA

Pekin 2008 | Final baloncesto | España - EE UU

Desafío al universo NBA

Desafío al universo NBA

España disputa esta mañana (08:30 horas) la final ante EE UU

El baloncesto español ha ido a jugar los mejores partidos de su historia en momentos y lugares insospechados. Y a deshoras. En Saitama 2006, a mediodía. En Los Ángeles, de madrugada. Y hoy, a las 8:30 de la mañana. El horario es malo en España y extraño hasta en Pekín, porque la final empieza a las 14:30. Mandan la NBA, que ha enviado a su comisionado, David Stern, a cuidar el mercado en China, y la NBC, que le hace el negocio televisivo. No estaría mal quedarse en ayunas toda la tarde de China, hasta el martes si hace falta, contando una de las mayores gestas de la historia del deporte español. Y para el aficionado, parte buena del madrugón, tener todo el día para llamar a los suyos y recrearse con mil imágenes de la victoria, el oro en el podio, el himno, la fiesta. La leyenda.

Soñar es gratis, pero también es recomendable no fiarse de los sueños. Esta mañana, España se está enfrentando al mayor desafío de su historia: ganar a doce dinosaurios de NBA que esta vez no han venido de vacaciones. "No juegan una final desde hace tiempo, igual se ponen nerviosos", dijo ayer medio en broma Rudy. Los jugadores saben que el porcentaje es pequeño, que están castigados por el cansancio. Y que Calderón, que se rompió el abductor y ni se dio cuenta de las ganas de seguir que tenía, no va a estar en el partido. Calderón llegó a ocultar su lesión incluso a los periodistas estadounidenses minutos antes de que el doctor de la Selección, Delfín Galiano, admitiese que los Raptors ya tienen informes sobre su lesión.

Favoritos. A los estadounidenses, el imperio, les sobran los motivos. Kobe y LeBron se han propuesto ser los verdaderos sucesores del Dream Team y dejar el mismo sello de grandeza que Jordan y Magic en Barcelona. De momento, lo han conseguido. El público, los voluntarios, se agolpan en los pasillos cada vez que juegan. Están dejando un halo de grandeza. Es legítimo reconocerlo, porque tampoco debe ser sencillo ser el favorito único y hacer valer tu condición. De hecho, han fracasado en las últimas tres grandes competiciones. La afrenta va para seis años ya. Y ya está bien, piensa Stern. Y se atormenta con una posible derrota en China que decepcione a su población. Y a Nike. Cómo se frotaría las manos Li Ning, patrocinador de la Selección, si somos capaces de saltar la banca.

Arbitraje FIBA. Aíto juega sus bazas. Lleva el partido a su terreno: en la conferencia de prensa posterior a la semifinal, cuando ya sabía que EE UU iba a triturar a la orgullosa argentina, pidió arbitraje FIBA. Más castigo a los contactos, más rigurosidad con las violaciones del reglamento que los americanos se saltan con la misma impunidad en la NBA. Especialmente esos pasos que los americanos aprovechan para empezar la carrera y llegar como bisontes. "Y dime si llega LeBron a esa velocidad, si te quitas o no", esgrime Aíto, que esta mañana puede dirigir su último partido en la Selección, rumbo a Málaga.

Nadie puede cuantificar el porcentaje de posibilidades que tiene España de ganar esta final, la segunda en la historia olímpica. La consigna es alargar el partido lo que haga falta, encontrar la complicidad del Wukesong, copiar la competitividad argentina, traspasar el estrés a EE UU. Así, ni así está garantizada la gesta.