Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte y presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), visitó ayer, por vez primera desde que ocupa el cargo, la sede de la Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) en Barcelona. Allí recibió, de manos de Eduardo Portela, su presidente, la insignia de oro y brillantes, el máximo galardón de la asociación.

Lissaveztky agradeció la distinción e hizo una autocrítica: "Tras el éxito de la Selección española en el Mundial de Japón y los Juegos de Pekín me equivoqué al no felicitar a la ACB por su importante aportación. El éxito de la Federación Española y de los jugadores también hay que repartirla con la ACB, por su importante papel en la formación de los jugadores que integran la Selección". Y añadió: "Veinticinco años en la brecha son muchos y, a mi entender, la ACB ha ganado la batalla del tiempo y ha hecho dar al baloncesto pasos adelante muy importantes. Hemos conseguido un entendimiento con todo el baloncesto español".

Por último, y respecto a la política del CSD, fue tajante: "Nunca vamos a financiar con dinero público el deporte profesional".