El Ricoh Manresa dio la sorpresa hoy en su visita al Pamesa Valencia y con un baloncesto muy sólido en los dos lados de la pista logró un triunfo que deja tocado al equipo valenciano y, con él, a su entrenador, el griego Fotis Katsikaris.

La falta de solvencia con la que acabó el equipo la pasada campaña y con la que ha empezado ésta han multiplicado las dudas en torno a la labor del entrenador heleno.

El Manresa dominó el partido de principio a fin y lo hizo gracias, principalmente, al enorme dominio del rebote que ejerció. El equipo de Jaume Ponsarnau capturó 38 rechaces, por los 20 del Pamesa, y acumuló más rebotes ofensivos (14), que defensivos el equipo local (11).

Al control casi absoluto de los tableros, el equipo catalán añadió una acertada rotación que le permitió mantener un alto nivel defensivo todo el encuentro y la paciencia necesaria en ataque para encontrar los agujeros que dejó la defensa del Pamesa.

El conjunto valenciano ni supo ni pudo frenar los puntos de Josh Asselin y tampoco consiguió evitar que fuera Javi Rodríguez quien marcara el ritmo del encuentro. El Pamesa no tuvo constancia. La buena labor que en los primeros minutos realizaron Albert Miralles y Ermal Kuqo no tuvo continuidad, como tampoco las rachas de inspiración anotadora de Rubén Douglas y Shammond Williams.

Tras una primera mitad igualada en el marcador, el Manresa se fue al descanso con cuatro puntos de ventaja y en la segunda parte supo controlar los tímidos intentos de reacción local manteniendo la tranquilidad en ataque y encontrando alternativas ofensivas como el tiro exterior de Román Montañéz y Javier Bulfoni.

Los intentos de un valiente Williams de rescatar a su equipo en el tramo final no dieron resultado y el Manresa se llevó un merecido triunfo de la pista del Pamesa y dejó tocado el crédito del conjunto valenciano y de su entrenador.