Los galones que poníamos a Sergio Llull en la previa del Real Madrid-Barça no eran de pega, nada que ver con esas monedas de chocolate que tratan de pasar por doblones de oro. Los galones se los merece el balear por encuentros como el del Bruesa, pero sobre todo por gestas como la de ayer ante el todopoderoso Barça. El clásico, chile y jalapeño como primer bocado al Top 16, se le indigestó al Madrid durante 39 minutos. Pero el último le supo a gloria. Y fue un triple de Llull el que puso por primera vez arriba a los blancos (81-78). El doble mortal de Llull, agigantado ante los reveses físicos de Raúl y Pepe, merecía un premio así.

Hasta ese minuto final, el partido había sido algo así como lo de la zanahoria y el burro. Porque el Regal Barcelona se puso con 0-2 gracias a dos tiros libres de Lakovic y no cedió el mando. Su primer cuarto fue de auténtico libro, con Xavi Pascual haciendo daño con esa baraja en la que no cuadran las cartas; a mí me salen de más. Santiago firmaba un parcial de 0-6 (2-8), Navarro el 5-12 y un mate de Santiago (5-17) obligaba a Plaza al tiempo muerto. El técnico blanco intentaba combatir la ventaja de centímetros azulgrana. Metía a Van den Spiegel, pero Pascual respondía con Andersen. Y con Vázquez cuando era Hervelle quien pisaba el parquet. La intensidad se cobraba su primera víctima en el belga, con su tercera falta al arrancar el segundo cuarto (26-30). El descanso dejaba el 40-45 y dos lecturas. La del Madrid: "No se puede jugar peor y sin embargo estamos sólo a cinco". Y la del Barça: "No se puede ser tan superior y estar sólo a cinco". Un guión que valdría para los dos siguientes cuartos, en los que el Madrid amenazó con atrapar al Barça, pero en los que tres triples sin anestesia de Lakovic, Ilyasova y Navarro dibujaron media victoria visitante. ¿Le quedaban fuerzas al Madrid? La afición se apagó, pero no Llull, que se giraba a la grada buscando aliento, grito, zapateo atronador en cada ataque del Barça. Sada y Grimau mordían en defensa, pero un parcial de 9-0 situó al Madrid a un punto (71-72). A otro (73-74). Y a otro (75-76) hasta el triple de Bullock y el de Llull (10 puntos en el último cuarto) que pusieron fin a la escalada. El Madrid atrapaba por fin la zanahoria. Qué mejor premio para poder ver todo lo que les queda por delante.