Al Madrid le tocó descansar en la pasada jornada ACB, por lo que afrontó el duelo de ayer en Berlín después de ocho días en los que, primero, descansó y, luego, preparó este encuentro clave. La puesta en escena de los de Plaza, sin embargo, fue nefasta, sorprendidos por la movilidad del equipo alemán, en el que hasta seis jugadores son estadounidenses y sólo un local tuvo cierto peso en el partido (Hamann). Parecían no saber nada del rival, como si todo fuera nuevo para ellos. ¿Y los entrenamientos, entonces, para qué sirven?

Al descanso, el Alba sumaba 52 puntos guiado por un extraordinario Julius Jenkins, con 17. El americano es un buen escolta, pero no una figura imparable como hacía ver en la pista. El juego abierto de los locales, pleno de penetraciones y continuos cortes, dejó muchos minutos en ridículo al Madrid. Sin pívots puros, Luka Pavicevic exprimió la movilidad de sus interiores, que siempre ganaban la espalda a su par. Otro que parecía estrella era el serbio Nadjfeji (8/9 en la pintura). Le puso inteligencia al juego, la que le faltaba al enemigo.

Naufragio blanco en defensa, y en ataque, con Llull­ sufriendo en estático. Él y todos sus compañeros. Pintaba debacle y la desventaja creció hasta los 19 puntos (48-29, minuto 18). Bajó a 15 en el intermedio y se quedó en sólo seis después de la resurrección de Bullock en el tercer cuarto (13 puntos en ese periodo). El Madrid afrontaba los últimos diez minutos con la gesta a tiro, pero volvió a enfangarse: parcial de 6-0 de salida y otra vez 12 abajo.

La remontada se ponía imposible, aunque para entonces Jenkins ya no las metía. El Madrid, además, cerró huecos cerca del aro. En la otra canasta, la consigna era clara: balones a Reyes, que con un 2+1 echó a Adam Chubb, uno de los pocos pívots sanos del Alba, y colocó el duelo a tiro de tres: 81-78. Hervelle firmó el empate con un triple (grandes últimos minutos) y, tras alternar canastas, Bullock rompió la igualdad con un tiro de seis metros a 17 segundos. Luego Mumbrú arriesgó: forzó la falta y Wright­ erró desde la personal. El Madrid culminó la remontada in extremis, genera dudas y se mantiene arriba en la pelea por meterse en cuartos.