Kobe, Shaq, Pau y Ali, la magia del All Star

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Kobe, Shaq, Pau y Ali, la magia del All Star

Kobe, Shaq, Pau y Ali, la magia del All Star

agencias

El Partido de las Estrellas puso el punto y final al All Star Weekend de Phoenix, la edición más española de todos los tiempos. El Oeste, liderado por Shaquille O'Neal y Kobe Bryant (MVP compartido) le dio un baño al Este. Gasol: 14 puntos y ocho rebotes.

En 17 minutos justitos, Pau Gasol amasó 14 puntos y, con ocho capturas, se alzó como máximo reboteador del Oeste: 20 en dos All Stars. Más estadística demoledora: con Gasol en juego, los Lakers han ganado 63 partidos de 78. Y eso es mucho, muchísimo. Adelante

Adelante: desde una introducción enmascarada y memorable junto a la troupe también enmascarada de los bailarines Jabberwockees, Shaquille O'Neal se hizo el amo de la escena. Shaq apenas necesitó once minutos para hacerse con 17 puntos, robar el show y subirse al protagonismo del MVP, que parecía reservado por narices a Kobe Bryant. Lo que hizo Shaq fue un alegre canto al espectáculo. Y los 27 puntos de Bryant, otro canto, sombrío e inquietante, a la desmedida ambición ganadora. Literalmente: este chico es un demonio. Una fiera competitiva. Aunque no fuese lo mismo, MVP para los dos.

Pero, curiosamente, y de eso ha presumido muchas veces, Kobe tiene otra rara cualidad: es el hombre que mejor sabe leer el juego y los movimientos de Shaquille. "Yo sé hacer jugar a Shaq como nadie", alardeaba Bryant a Phil Jackson en los viejos tiempos. Es cierto. Cuando Kobe pide a Shaq bloqueo y continuación (pick and roll) desde poste alto o medio, ya en la zona, Bryant sabe que, en pleno ajuste de la rotación defensiva, Shaq siempre puede recibir el balón con efecto devastador: llevar el balón a las zarpas de Shaq es como depositarlo en la cubierta de un portaaviones. Bryant (cuatro asistencias) lo sabe, lo hizo cuando quiso, casi por compromiso y de ahí extrajo Shaq 17 puntos en once minutos cortos y su mitad del MVP.

Con Gasol, Yao Ming, Bryant, Shaquille, Duncan y Stoudemire, la potencia de fuego del Oeste resultaba excesiva. El Este galopó de salida: 0-7. Con 8-20, Jack­son colocó a O'Neal junto a Bryant­, y el Oeste voló con alas de fuego: 19-0, 13 puntos consecutivos entre Shaq y Kobe. Ni con cinco LeBron hubiera podido remontar el Este. Surgió Gasol, agresivo y colectivo, con diez puntos al descanso: 72-67. Con 92-83, Kobe y Shaq, Shaq y Kobe, volvieron a unirse en un parcial de 15-6 que acabó con todo.

Espectáculo.

Gasol seguía y siguió a lo suyo: jugar bien. Al fin, paliza del Oeste al Este: 146-119. "Fue una lección vital y de armonía para el público: el baloncesto, al fin, sólo es un juego, aunque también sea un serio negocio. Fue una maravilla verles disfrutar así", reflexionó Jackson, que en la mañana del lunes ya hizo entrenarse a todos sus Lakers. Ese juego, esa atmósfera, el show de Shaq y el delirio ganador de Kobe unieron también al senador republicano John McCain y a aquél héroe que supo bailar como una mariposa y picar como una avispa: Muhammad Ali, bello ídolo de Norman Mailer, temblorosa sombra de leyenda posada sobre las sillas de pista del US Air­ways Center. Jackson, McCain, Ali, Shaq, Kobe y Pau se unieron en esta lección de vida. Al fin, quedó claro lo que hacía Shaquille O'Neal: danzar como un elefante y golpear como una maza. A las órdenes de Kobe Bryant, miren por dónde.