El Bizkaia Arena acaba con la maldición del Iurbentia

acb | iurbentia 88 - real madrid 81

El Bizkaia Arena acaba con la maldición del Iurbentia

El Bizkaia Arena acaba con la maldición del Iurbentia

AS

Fin a la racha de ocho triunfos en competición doméstica del Real Madrid y fin a la maldición de Iurbentia ante los blancos. El primer triunfo bilbaíno tras nueve derrotas ante el único equipo al que no había ganado desde su regreso a la ACB llegó en el Bizkaia Arena (sede de la Copa 2010) ante más de 10.000 espectadores. Quizá cansado por el duelo de Tel-Aviv, el equipo blanco se sostuvo de la mano de Felipe Reyes y buscó la remontada final con Hervelle y Bullock, pero cedió ante un Iurbentia que reboteó más, tiró mejor de tres y tuvo más solidez como bloque. Winston tuvo un discreto debut.

El partido que cambiaba La Casilla por un Bizkaia Arena (sede de la Copa 2010) reunió a más de 10.000 espectadores que pudieron comprobar cómo se dinamitaban las distintas rachas que se cruzaban en la cancha. El Real Madrid, que llegaba después de romper una de 13 años sin ganar en Tel-Aviv, se dejó las dos que defendía: la de ocho triunfos consecutivos en el torneo doméstico y la que le convertía en pesadilla recurrente y único equipo (0-9) al que los bilbaínos no habían ganado desde su ascenso a la ACB. Iurbentia, además, vengó (88-81) la dolorosa derrota de la pasada campaña, que llegó de la mano de un tapón ilegal de Hervelle.

Pese a las cuentas pendientes, el partido arrancó sin chispa, con los locales aclimatándose a un pabellón enorme y de apariencia más fría y los visitantes todavía, o eso parecía, con un pie en la batalla ante Maccabi en Euroliga. El inicio fue perezoso y el partido se mantuvo en una especie de calma chicha hasta el descanso, con mando local (40-37) por dos razones muy evidentes: el rebote y el tiro de tres. En el segundo aspecto la diferencia fue abrumadora. El Madrid apenas anotó (2/7) en los dos primeros cuartos mientras que los de Vidorreta firmaban un tremendo 8/14 liderado por Vázquez (3/5) y Recker (3/3 desde el banquillo).

El dato del rebote era más sorprendente. El Madrid, que agarra desde ahí muchos partidos, se quedaba en 11 (sólo uno en ataque) por los 21 del Iurbentia que incluían 11 en el aro rival. Un dato sonrojante para el Real Madrid que premiaba la mayor actitud de los locales y castigaba a un Plaza que tardó demasiado en adaptarse al planteamiento del rival. Iurbentia planteó el partido, con dos quintetos iniciales sin un cinco claro, con un ataque que acumulaba jugadores en posiciones muy abiertas. Sólo con eso la defensa del Madrid, agresiva en la línea exterior, se desangraba bajo el aro y permitía segundas opciones que, para colmo, terminaban muchas veces con triples.

Con eso y la intensidad en la dirección de Salgado frenó Iurbentia, pese a la poca aportación de un Banic cargado de faltas, el único y minúsculo tirón de un Madrid (de 27-31 a 37-33) impreciso en el tiro, espeso en cinco contra cinco y apoyado, como siempre, en un Felipe titánico y en un poquito de otro puñado de jugadores. Escasa fue la aportación de Bullock hasta los minutos finales del partido, nula la de un negado Mumbrú y más que modesta la del debutante Winston, que falló sus dos primeros tiros libres y anotó en suspensión sus primeros (y a la postre únicos) puntos ya en el segundo cuarto. Hubo, por aquello de las suspicacias, minutos para Tomas y titularidad para Llull, inédito en Israel y menos explosivo de lo habitual (4 de valoración) en el flamante Bizkaia Arena.

Iurbentia fuerza la máquina en el tercer cuarto

En el descanso Plaza no encontró la forma de rescatar al equipo sólido (ya que generalmente no brillante) en el que se había convertido la versión ACB del Madrid (más allá de los toboganes emocionales de la Copa y la Euroliga). Todo lo contrario. Igual de frío o más que en el arranque, el Real Madrid firmó unos minutos de inoperancia ofensiva y debilidad interior defensiva que le pusieron el partido muy cuesta arriba tras el primer tirón serio de Iurbentia (56-48).

Curiosamente, el marcador se estiró cuando los locales perdieron su efectividad en los triples y el Madrid equilibró la batalla del rebote aunque olvidó tapar a Pasalic, que anotó seis puntos casi seguidos bajo canasta y dirigió a su equipo junto a un inspirado Recker (15 puntos), de lo más fino en un partido con minutos muy toscos. El Madrid sobrevivió como acostumbra en las situaciones críticas, gracias a Felipe Reyes (20+13 para 31 de valoración) y a quien le quiera acompañar, que esta vez fue Hervelle (12+5). Con eso los blancos, tras la única acción positiva de Mumbrú en todo el partido, dejaron la lucha abierta en puertas del último parcial: 56-54.

La zona 3-2 que había ordenado Plaza seguía enfangando el ataque de un Iurbentia que seguía fallando triples y acumulando personales. Sin embargo, cuando el Madrid parecía estrechar el cerco de forma definitiva (58-57), los de Vidorreta recuperaron el tino desde el exterior con tres triples seguidos (dos de un providencial Markota y uno de Recker) que castigaron a un Madrid que seguía acumulando errores, ya fueran pérdidas tontas o personales de un torpe Massey, eliminado con muchos minutos por jugar.

De esta forma la inercia del partido tomó color claramente local. Iurbentia volvió a rebotear en ataque y siguió apoyado en Markota, que firmó 12 puntos en el último cuarto y se permitió incluso un espectacular mate por encima de Hervelle. El Real Madrid se veía, por sus pecados, obligado a la enésima remontada (76-66) pero, quizá por el cansancio del partido europeo del jueves, esta vez los resortes necesarios no se accionaron, aunque no faltó el habitual arreón final: 78-75 cerca del último minuto gracias al tardío despertar de Bullock (21 puntos).

Iurbentia no falló en el carrusel final de tiros libres y amarró un triunfo vital tras su racha de malos resultados y simbólico porque rompía su maleficio ante el Real Madrid (el balance queda en 1-9). La cruz fue para los de Plaza, que fueron otra vez un enorme Felipe y poco más (a ratos Hervelle, los minutos finales de Bullock...) y que suman una derrota con mala imagen que cierra su racha de ocho triunfos seguidos y les hace perder el paso en su lucha por dar caza al Barcelona, que ocupa la segunda plaza tras el intratable Tau.