Alta Gestión no renuncia a hacer algo grande tras arrollar al Granada

acb | fuenlabrada 90 - granada 74

Alta Gestión no renuncia a hacer algo grande tras arrollar al Granada

Los precedentes no eran nada alentadores para los visitantes que, con la de hoy, suman seis derrotas consecutivas, habiendo sido derrotados todas y cada una de las veces que ha visitado, ocho, el feudo del equipo madrileño.

El Alta Gestión Fuenlabrada se resiste a abandonar la puja por entrar en las eliminatorias por el título y hoy ha vencido con algo más que solvencia (90-74) a un Club Baloncesto Granada que se despide así de la quimera que aún suponía pugnar por el mismo objetivo que su rival de hoy.

Los precedentes no eran nada alentadores para los visitantes que, con la de hoy, suman seis derrotas consecutivas, habiendo sido derrotados todas y cada una de las veces que ha visitado, ocho, el feudo del equipo madrileño.

Es más, sólo una primera vuelta espléndida del cuadro dirigido por Trifón Poch, y que ahora navega a la deriva, le puede ahorrar sustos de última hora si nos referimos al descenso.

Muy en contra, el Fuenlabrada, que le había perdido el pulso a la competición después de tres derrotas seguidas, reivindicó su condición de equipo revelación de la Liga ACB (junto a la sorpresa más agradable de la liga, el Ricoh Manresa) y, sobre todo, volvió a los orígenes de su éxito: Defender con sangre en los ojos, transitar de atrás hacia adelante y viceversa como posesos y acribillar el aro rival a base de triples.

Eso, teniendo en cuenta que sus dos grandes estrellas, los escoltas asturianos y estadounidense Saúl Blanco y Brad Oleson no andan, sobre todo el último, demasiado finos en los últimos tiempos. Alrededor del partido no hay demasiadas cosas que apuntar, pero sí algunas. La primera que sólo hubo competición hasta el minuto 15 (38-29), a partir de ahí se produjo una suerte de festival del equipo dirigido por Luis Guil y la dimisión del representante granadino.

También es interesante apuntar que si un grupo deportivo, insistimos, a la deriva, no encuentra a su líder, léase el más que bajo rendimiento del pívot estadounidense Curtis Borchardt, la cuestión se torna más oscura aún.

En este punto hay que darle el mérito que se ganó con creces el pívot madrileño del Fuenlabrada Antonio Bueno, el mejor del partido. Desquició al citado Borchardt y dio un recital en los dos lados del parqué. Impresionante.

La diferencia llegó a rayar los 30 puntos (89-60, minuto 37). Los apartados estadísticos parciales arrojan diferencias abrumadoras, por comentar el más general: 71 a 31 en valoración. Categórico. El final del partido sólo sirvió para que el Granada obrara una suerte de maquillaje tan innecesario como engañoso. Habían tirado la toalla muchos minutos antes.