NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Euroliga | Real Madrid 75 - Olympiacos 78

Erceg trunca el proyecto europeo del Real Madrid

Sentenció en el último minuto a un rival con 'Bullockdependencia'.

Actualizado a
<b>LUCHA SIN PREMIO. </b>Jeremiah Massey anota ante Childress en la canasta del Olympiacos, que fue de menos a más y dejó al Real Madrid fuera de la Euroliga.
LUCHA SIN PREMIO. Jeremiah Massey anota ante Childress en la canasta del Olympiacos, que fue de menos a más y dejó al Real Madrid fuera de la Euroliga.helios de la rubia

El verdugo del Real Madrid tiene nombre y apellido: Zoran Erceg. Fue él, con cinco puntos seguidos en un último minuto de fábula, quien destrozó las ilusiones blancas de meterse en una Final Four que mediado el último cuarto (65-60) estaba al alcance de la mano. Pero el triple de Erceg mató, como lo hizo el de Halperin -hoy compañero suyo en el Olympiacos- el año pasado con el Maccabi. Muertes por sorpresa. Se esperaba a Greer o Papalukas, y surgió Erceg. Nada que ver con los últimos ataques blancos en los que el triple de Bullock se anunciaba a bombo y platillo. Un Madrid previsible... y ése es el peor retrato.

El Madrid disfrutó de su primera ventaja sin haber empezado siquiera el partido. En bambalinas se anunciaba que Vujcic era baja por lesión, que se limitaría a jalear desde el banquillo ataviado con una sudadera gris. Podía haber sido una ausencia determinante por la calidad sin par del croata, pero no lo fue. Sin él en pista, Burusis ejerció de faro en Olympiacos. Lo hizo en ataque, con 25 puntos, seis rebotes y un extraordinario 34 de valoración, pero también en defensa, donde supo cuidarse de faltas hasta que el triunfo y el pase a la Final Four estaban facturados ya rumbo a El Pireo. Supo, además, forzar la quinta de Reyes cuando todo estaba abierto: 67-66, 2:29 del final.

A partir de ahí todo quedaría a expensas de los primeros espadas, pues Van den Spiegel o Winston ya no gozaban del protagonismo que sí tuvieron antes. Ésa era la gran noticia para Joan Plaza. El estadounidense mantenía el cara a cara con Childress -dividan los millones que gana por cuatro y eso les da su talento- y era el más valorado al descanso gracias a sus seis puntos y cuatro rebotes. Mientras, el belga suplía con garantías a Reyes, barriendo el rebote ofensivo. Giannakis no apostaba esta vez por Pargo sino por Teodosic y Halperin como 1 y 2, o con Papalukas a la batuta, ayer más gris de lo que acostumbra.

El rebote era blanco, sí, pero al término del primer cuarto Olympiacos dominaba por cuatro (16-20). El segundo cuarto nos hizo hablar -al menos soñar- en alemán, acercarnos al quinto partido y a Berlín de la mano de Llull, su triple (33-26) y asistencias a Massey, que se alimenta a la carrera. En estático, mengua. Reyes creció en el tercer cuarto, pero Mumbrú confirmaba su baja forma y se echaba de menos a Winston.

Sin puntilla.

Para entonces, Olympiacos afilaba el colmillo y al Madrid le faltaba instinto asesino. Dos ejemplos: los dos ataques en los que Tomas y Van den Spiegel pudieron machacar, pero flojearon y sus regalos convirtieron el 59-54 en 59-60 (2+1 de Burusis y triple de Greer).

Raúl López desaparecido y Bullock a cancha. Seis puntos seguidos en su haber, pero el sota-caballo-y-rey del ataque blanco exigía a Sweet Lou un milagro encima de otro. Demasiados, incluso para él. La novela debía cerrarse con Burusis y Papalukas en barriobajero (provocación a la grada) y un asesino inesperado: Zoran Erceg, ese serbio con cara de no haber roto un plato. Al Madrid, por lo pronto, le ha destrozado una nueva vajilla.