El Barça, del Palau a la Final Four

euroliga | barcelona 78 - 62

El Barça, del Palau a la Final Four

El Barça, del Palau a la Final Four

El barça dominó siempre el quinto partido del playoff de cuartos. De la mano de Navarro, Ilyasova y un bloque siempre superior a un apocado Tau, los de Xavi Pascual sellaron su pase a la Final Four. El Tau, al margen de un gran Splitter, completó un partido decepcionante, inseguro y cansado mentalmente, y fue siempre a remolque, haciendo la goma hasta el hachazo final del Barça que desató la euforia en un Palau abarrotado.

David Andersen, curtido en mil duelos europeos, pronosticó una guerra en este quinto partido. Pero no hubo tal en la trinchera del Palau (a reventar, con representación de todas las secciones de un Barcelona que vive días de absoluta felicidad) sino más bien una escaramuza en la que los locales fueron siempre por delante, en el marcador y sobre todo en las sensaciones, en el manejo psicólogico del duelo.

Sólo el Barcelona vivió con plenitud el partido. El Palau fue esta vez algo parecido al general invierno para este Tau que antes de la serie pasaba por ser el único equipo de Europa que partía como favorito jugando en territorio azulgrana. Antes de la serie y después del primer partido, donde un 0-1 incontestable con un Prigioni soberbio parecía casi un carpetazo al asunto de los cuartos, los vitorianos cada vez más cómodos como bestia negra de un Barcelona que parecía jugar ante los de Ivanovic con los brazos caídos, con un síndrome de inferioridad cuya solución pasaba más por el diván que por la pizarra técnica.

Desde el fondo del pozo emocional en el que le sumió el primer partido (y la Copa, y los últimos precedentes ACB...) el Barcelona ha sabido girar poco a poco la eliminatoria hasta sentirse favorito en el momento carnívoro, en el quinto partido. Y para ello ha pasado por un proceso en el que ha demostrado ser duro y competitivo, en el que ha regalado hambre y calidad en dosis similares e ingentes. Primero se sacudió complejos en el segundo partido (85-62). Ya en Vitoria, lesión de Navarro incluida, sacó lo mejor de sí mismo cuando parecía listo para el golpe de gracia. La rotundidad de aquel triunfo en cancha ajena presentó un síntoma letal, para el que el Tau ya no tenía remedio. La serie, cambiante hasta entonces, ya era azulgrana. Y el Tau, este gran Tau, no pareció creer nunca lo contrario en un quinto partido de resultado concluyente: 78-62.

62-63-62: Estas son las anotaciones del Tau en los tres partidos que le han costado el puesto en la Final Four, tantas veces su lugar natural. Ese puesto es ahora para el Barcelona, un equipo construído para esto, para llegar a la gran batalla por el cetro europeo. Ya está allí. Será en Berlín, será del 1 al 3 de mayo.

El discípulo supera al maestro

Dusko Ivanovic y Xavi Pascual son sin duda dos de los nombres propios que deja la ya ventilada serie. Pascual ha dado un golpe en la mesa, empeñado a base de trabaja en borrar una imagen que parecía, desde que sustituyó a Ivanovic, de perpetua interinidad. En este playoff nadie le puede poner un pero a su gestión del equipo, al aprovechamiento de sus (enormes) recursos, a la adaptación al medio, al trabajo psicólogico sobre sus jugadores, de hundidos a imparables en menos de dos semanas. En el otro bando, Ivanovic se despide de la Euroliga como vive, con los dientes y los puños apretados. Sabe que lo que viene ahora es el regreso de las dudas, de los interrogantes acerca de su capacidad para manejar sus equipos cuando estos no funcionan en modo de aplastamiento del rival, de la aptitud para que sus jugadores no tengan bajos picos de rendimiento en momentos decisivos.

Porque en la cancha del Palau el Tau nunca estuvo cómodo, nunca pudo recuperar su superioridad emocional sobre el Barcelona. Un acelerón, unos minutos del mejor fuego baskonista podrían haber devuelto al Barça a las catacumbas, la sábana por encima de los ojos para no ver al único monstruo que le quedaba en su armario particular. Al contrario de eso, el partido fue un constante gesto de autoridad azulgrana. Aunque no ganó esta vez la lucha por el rebote (32-33), el Barça se impuso en el parcial de cada cuarto, anotó 11 triples (con un 47% de eficacia) por el 5/19 de un Tau espeso que perdió hasta 15 balones. Perdidas y fallos en el tiro, forzados por la defensa local o por su propia precipitación... Clavos que sellaron el ataud vitoriano.

El Barcelona, por su parte, salió con todo y lo bordó en ataque en el primer cuarto (23-15), tomando aire y ventaja antes de que llegaran las batallas de nervios, los minutos borrosos, las refriegas defensivas y los puntos mucho más sudados. Desde el 23-13, la ventaja de entre 9 y 12 puntos fue una constante hasta el último cuarto. Una distancia asequible para un equipo con el potencial del Tau resultó en la práctica un abismo. Nunca pudieron los de Ivanovic acercarse por debajo de los cinco puntos. Sus esfuerzos defensivos quedaban desvirtuados por malos ataques. Los tiros clave no entraban. El pulso temblaba y el rival refrescaba constantemente sus filas en busca del aplastamiento. Ante un Tau cansado mentalmente, aprisionado por el abandono de sus mejores valores, los locales desplegaron todo el potencial de una plantilla superior, ahogaron en defensa la línea exterior rival y encontraron siempre buenos tiros en ataque. Y cuando estos no aparecieron, lo hizo la genialidad de las individualidades.

Navarro e Ilyasova lideran a un Barça muy profundo

Porque el partido tuvo protagonistas muy claros para bien y para mal. En el Tau, sólo Splitter tuvo energía positiva y fe. El pívot dejó las mayores muestras de categoría del Tau y murió matando: 19 puntos, 7 rebotes y 6 faltas provocadas. Cuando su trabajo forzó terceras faltas de Vázquez y Santiago con muchos minutos por delante, tampoco supo su equipo leer el partido, apretar el marcador. Por lo demás, sólo Mickeal, a ráfagas, tuvo buenos números (14 puntos, algunos con el partido ya ventilado). Prigioni confirmó su progresión descendente en la serie (4 de valoración por los 25 del primer partido). Teletovic, una sombra, se quedó en cinco puntos y Rakocevic lo intentó todo pero no encontró nada (10 puntos, ni un sólo triple), apagado ante la odiosa comparación con el genio desbordante de Juan Carlos Navarro.

Porque la 'Bomba' ha sido el jugador de la eliminatoria. Su lesión parecía el fin de un Barça que renació de la mano de su regreso en el cuarto partido. En la noche decisiva y todavía sin estar al 100% asumió la responsabilidad que le correspondía, por pura categoría, y puso cara al devastador arranque azulgrana a base de triples imposibles. Al descanso llevaba 16 puntos y 4/6 desde la línea de tres. Al final, 19 puntos y 3 asistencias después de dar el relevo al jugador que marcó la segunda parte: Ilyasova. El turco fue el actor principal en la resolución del partido. Se acercaba el final del tercer cuarto y, penando, el Tau recuperaba terreno (51-44). Ese momento fue lo más cerca que estuvo el equipo vitoriano de la remontada. Entonces, tras cuatro puntos seguidos de Andersen, apareció Ilyasova para cerrar el tercer parcial con un triple y abrir el último con otro que sellaba un parcial de 10-10 (61-44). Después, tras canasta del Tau, logró un mate descomunal que rompía cualquier ilusión de que hubiera partido: 63-46. Desde ahí, el Barcelona creció hasta ventajas que superaron los 20 puntos (70-49) y el duelo adquirió tintes de exhibición local antes del arreón final del moribundo orgullo baskonista.

El Barcelona fue en definitiva justo vencedor. Con Navarro y con Ilyasova como giguras pero con muchos más secundarios de los que pudo exhibir un Tau menor en muchas fases del partido. Vázquez, Andersen, Grimau, Barton...y sobre todo Lakovic, otra baza fundamental también en la serie. El esloveno anotó 16 puntos y mostró, intenso en defensa, una excelente lectura de cada momento del partido. Con tantas armas, el Barça terminó por imponer lo que parecía lógico cuando acababa la eliminatoria pero casi un espejismo cuando empezaba.

Ese ha sido su gran mérito, descubrirse a lo largo de estos cinco partidos como un gran equipo que no debe tener miedo a nadie, ni siquiera a su, hasta ahora, bestia negra, su enemigo más íntimo con el que seguramente todavía le queden batallas a muerte en esta temporada y en el torneo doméstico. El Barça, ahora, está a dos partidos del gran sueño de la Euroliga. Ni CSKA, ni Olympiacos, ni Panathinaikos (al que aplastó dos veces en la primera fase) son inabordables. Reforzado por este playoff de cuartos, el Barcelona llegará a Berlín, después de haber estado tan lejos, sintiéndose tan favorito como cualquiera. Corren, desde luego, tiempos felices para el barcelonismo.