Splitter y Rakocevic ponen al Tau a un paso de la final

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Splitter y Rakocevic ponen al Tau a un paso de la final

Splitter y Rakocevic ponen al Tau a un paso de la final

Gigante partido del pívot brasileño y aportación decisiva del escolta serbio para que el Tau se apuntara el primer punto en la semifinal de la ACB, que se disputa a tres partidos. El Real Madrid hizo la goma pero fue siempre por detrás y no tuvo fuelle ni calidad en los últimos minutos para concretar la remontada. Bullock no apareció en el último cuarto y Felipe Reyes no pudo casi nunca con Splitter. El segundo partido, el jueves en Vistalegre.

El Tau jugaba contra el Real Madrid y contra una mezcla pegajosa y molesta que seguramente se le ha ido agarrando al estómago en tantos días sin jugar, cosas de este extraño calendario de los playoffs ACB, que ha puesto un muro de hielo entre los cuartos de final y las semifinales, sin dejar espacio para el fragor de la competición, para la intensidad grabada a fuego. Unas minivacaciones no ayudan a nadie, ni al público ni seguramente a los equipos (y pienso, con todas las diferencias obvias) en la NBA y el espectacular despliegue de su post temporada. No ayuda a nadie y seguramente al que menos al Tau, que esperaba a un Real Madrid con el que había perdido seis de siete eliminatorias, con el que termino a palos en su último duelo en el Buesa Arena, con el que perdió un título imposible para todos menos para la muñeca de Herreros.

A pesar de su superioridad actual sobre el Real Madrid, de sus 13 meses sin perder como local en el campeonato doméstico, de su impecable Temporada Regular, no parecía un partido cómodo para los vitorianos, con más que perder en estas series a tres partidos que premian el espíritu kamikaze, una baza para el Real Madrid, aparentemente revitalizado tras su segurente disposición en algunos momentos de los cuartos ante DKV.

Así que el Tau recibió a los de Plaza con toda la parafernalia de playoffs: ambiente de gala, música del Equipo A, hasta José Manuel Calderón, ilustre ex, animando en la grada. Y con Rakocevic anotando la primera del partido, primera página de su manual, y empezando en plan ametralladora para difuminarse hasta los últimos minutos, en los que su muñeca volvió a relucir en un partido que fue espesándose tras un inicio fulgurante y en el que también fueron factores desequilibrantes, cuántas veces se habrá dicho y escrito esto, Prigioni y Splitter. El base tradujo en 10 asistencias su excelente lectura del partido y el pívot (22 puntos, 12 rebotes) estuvo majestuoso, por jerarquía y movimientos en la zona, en las dos zonas. Polarizó el juego durante tres cuartos, mientras las faltas se lo permitieron, y castigó al Real Madrid en grado máximo. El reguero de faltas de los hombres interiores blancos se cebó especialmente con Felipe, hundido en la lucha entre él, MVP de la Temporada Regular, y el brasileño, segundo. Felipe, clave todo el año y ahora justo de gasolina, y Raúl, fundamental ante Joventut, sufrieron especialmente a las dos figuras baskonistas. Con ellas y las ráfagas de metralla de Rakocevic (23 puntos, 4/6 en triples), más que suficiente para el 1-0 del Tau. Que significa, ni más ni menos y en este formato, poner un pie en la gran final.

¿Qué le quedó al Real Madrid? Parchear soluciones, tapar agujeros, ofrecer alternativas, luchar hasta el último aliento y hacer la goma con un estilo que casi patentó durante la fase de la temporada en la que aún peleaba por todos los títulos. El Real Madrid no fue barrido, no fue escandalosamente inferior, pero sí marchó siempre a remolque, en el marcador y en las sensaciones. Quizá más en la comparación pura de plantillas, de quintetos y de estrellas que en la batalla táctica, donde se vieron los movimientos esperados, los sistemas habituales. Más fluido el Tau, más racheado el Real Madrid.

El Tau se mantiene siempre al mando

Y el hecho es que, como tantas veces, el Real Madrid llegó vivo, a remolque pero vivo, al tramo decisivo del partido. Cuando el Tau, en el primer cuarto, buscó el despegue por la vía de la seda, el equipo blanco encontró a Bullock y a un Massey tremendo de salida y limitado de minutos después (9 puntos en el primer tiempo, once totales). Cuando Felipe había perdido el primer asalto con Splitter, Van den Spiegel y Hervelle ganaron la batalla del rebote ofensivo mientras el partido en el segundo cuarto masticaba una atmósfera más de playoffs: tensión, protestas a los árbitros, carruseles de faltas y defensas cada vez más dominantes. Y así el Madrid contuvo los primeros golpes vitorianos (33-25, 43-32) y llegó al descanso en el partido (44-38) pese a perder el rebote, a ser barrido en valoración (56-36) y a que, en la lucha de buques insignias bajo los aros, Splitter aplastaba a un Felipe cargado de faltas, con un punto y sin un solo rebote.

En el tercer cuarto, el Real Madrid pasó su travesía del desierto definitiva. Castigando por dentro y creando juego siempre en busca de la posición de Splitter, el Tau pegó el tirón que parecía definitivo (60-45). Parecía, como tantas veces, porque el Real Madrid peleó primero para mantener la ventaja pegada a la decena de puntos y para ir reduciéndola después (78-71 a falta de cuatro minutos y poco antes de que Splitter cometiera la quinta falta y dejara huérfano al Tau). Fueron minutos en los que encontraba el Real Madrid su mejor versión defensiva, con su habitual y efectiva zona tras canasta, con más ritmo y más velocidad, con Llull (13 puntos) dejando destellos de la figura de su mejor (y pasado) momento de la temporada, Mumbrú haciendo daño a Teletovic jugando como ala-pívot y Felipe con sus únicos minutos buenos, protegiéndose de las faltas y sacando un puñado de puntos cerca del aro (al final, 11 y 2 rebotes). Sin embargo, Bullock no fue mágico esta vez y estuvo muy gris en el segundo tiempo (2 puntos en ese tramo del partido), Felipe mejoró pero no terminó de enchufarse y el Real Madrid, como otras veces ante los grandes de España y Europa, remó mucho y murió en la orilla con más espíritu y sacrifico que calidad pura.

El Tau, con una intermitencia que tiene poco que ver con su mejor versión (y en la que colaboró la intensidad del Real Madrid) mostró una jerarquía que le hace favorito, mucho más tras el 1-0. Incluso en los cuatro minutos sin Splitter y cuando más apretaba la heroica madridista, incluso con algunas malas decisiones de Prigioni, manejó siempre el partido con autoridad, respondió a cada golpe (triple por triple, rebote en ataque por rebote en ataque) y consiguió mantener siempre la ventaja en torno a los diez puntos (del 76-65 al 91-80 final). El partido se calentó pero no ardió y en los últimos minutos el Madrid lo intentó más por inercia que por fe. En ese último cuarto volvió a aparecer Rakocevic, importante en momentos fundamentales, y dejaron detalles desde San Emeterio a ese McDonald que realizó un trabajo tan sucio en la pista como lustroso en la estadística (17 puntos, 6 rebotes).

Ganó el Tau, que mantuvo la ventaja de campo y la ventaja psicologica, importante ante un rival con capacidad para hacerle zozobrar con su sola presencia, con el escudo. Para el Real Madrid la derrota no es traumática pero sí preocupante. Estuvo siempre por debajo pero nunca sideralmente lejos y alternó detalles para el optimismo con evidencias de sus reconocidas lagunas. Claro que, visto desde un prisma negativo, perdió la ocasión de la sorpresa, del mordisco ante un rival con once días sin competición en sus piernas. Y se ve abocado a ganar dos partidos seguidos al Tau, el último de nuevo en Vitoria. Una hazaña por la que pasa su última esperanza de evitar la frustración de un año en blanco.