Un susto de campeonato

eurobasket | españa 84 - gran bretaña 76

Un susto de campeonato

Un susto de campeonato

España salvó los muebles después de vivir una auténtica pesadilla en el último cuarto ante un equipo tremendamente inferior a priori como Gran Bretaña. Los de Scariolo, tras encajar un parcial de 0-14, se encontraron fuera del campeonato a falta de cuatro minutos (69-73). Entonces apareció Gasol y España templó los nervios y defendió con energía para salvaguardar sus opciones. Lo consiguió pero se dejó otra vez buena parte de su prestigio. Mañana ante Eslovenia tiene una ocasión inmejorable para recuperarlo... o para terminar de sellar su billete a la enfermería.

Fue una pesadilla, una tortura, algo que rompió los pronósticos y desbarató cualquier previsión. España, escandalosamente de más a menos y con muy poca tensión competitiva durante demasiados minutos, vivió un vía crucis víctima de sus pecados. Arrancó el último cuarto con el partido controlado (66-54) y entonces, presa del pánico y con el rostro desencajado, vio como los tiradores de Gran Bretaña entraban en trance (10/22 en triples) gracias a la falta de tensión de un rival que le invitó durante demasiado tiempo a no descolgarse del partido. Triples de todo signo -Hart, Achara, Reinking...- y, a falta de poco más de cuatro minutos, 69-73 y balón para los británicos. Entonces, había que frotarse los ojos, España estaba fuera del Eurobasket. Asomó el pánico, el crack definitivo, pero España se agarró a su referentes y firmó un parcial de 11-0: mate de Rudy, un triple salvador de Navarro y seis puntos de Gasol, que rebañó balones en la zona y anotó de tres cuando temblaban todas las demás muñecas. España salvó el pescuezo pero ni siquiera puso el average en positivo. Sigue en -1 y mucho más lejos del balance positivo en cuanto a sensaciones. Hubo que sudar sangre y celebrar con el puño apretado un triunfo ante Gran Bretaña... Scariolo, tenemos un problema.

Y el caso es que Gran Bretaña se comportó durante muchos minutos como el bálsamo perfecto. Es un equipo que piensa en enganchar a su gente para sus Juegos, los de 2012, y que ha llegado a Polonia para probar el sabor de la alta competición. Pero lo ha hecho sin Ben Gordon, sin Luol Deng, sin Azubuike... ante España, además, vivieron durante muchos minutos lastrados por las faltas personales. Reinking, su tirador más fiable, se fue al minuto de comenzar con dos y ya no entró en ritmo de partido hasta el desquiciante final. Los hombres interiores también se cargaban cuando pasaban por buenas rachas (caso de Freeland) mientras que Mensah-Bonsu (sólo 6 puntos y 2 rebotes) chocaba contra la muralla de los Gasol y se abandonaba a tiros demasiado lejos de su zona de influencia en el juego.

Porque los Gasol fueron titulares. La baja de Garbajosa lanzó a Pau al quinteto y éste (27 puntos, 11 rebotes) dominó el partido desde el principio. Firmó ocho puntos en el primer cuarto y gobernó las zonas aunque falló otra vez muchos tiros libres (11/18, 12/26 en el campeonato). Como los triples entraban y Rudy volvió como un ciclón (ocho puntos en poco más de tres minutos), España se activó también en actitud defensiva y buscó su ritmo de juego. Todo aquello que había desaparecido ante Serbia amenazó con volver en un buen primer cuarto saldado con 25-15 tras un arrollador 12-0 de salida.

Pero a España le fallaron otra vez las rotaciones, la tensión, el hilo de juego que parece que se dejó olvidado en España, antes de partir hacia Polonia con escala en Lituania, donde llegó la primera zozobra. Pese a la aparición de Claver (12 puntos de toda clase y 3 rebotes antes del descanso), las sensaciones empezaron a venirse abajo, las constantes vitales cayeron hasta el desmayo. Gran Bretaña volvió al partido y se permitió hacer la goma. Con 32-26 respondió a un 7-0 con un 0-5 y se mantuvo agazapada, con apariencia de irse en cualquier momento a la lona pero sin hacerlo nunca.

Y en eso contribuyó una España que a medida que avanzó el segundo cuarto empezó a dar síntomas de que estaría ya pasando un calvario ante un rival de más fuste, más armado en cuanto a recursos y menos ingenuo. Gasol y Claver no escondían la realidad de unas rotaciones desconcertantes, la excesiva timidez de Marc Gasol, el día ofuscado de Felipe, metido en luchas que no le convenían con Mensah-Bonsu, o la desaparición de Mumbrú tras su triple inicial. Mientras, Navarro seguía con el punto de mira desviado (terminó con 10 puntos pero sólo brilló con el triple final) y los tres bases terminaron el partido con 5 puntos, los 5 de un Ricky poco brillante pero más agresivo en las dos partes del campo que ante Serbia. Cabezas y Raúl, nada de nada, como Llull relegado al puesto de combo-guard.

De la ocasión perdida al sufrimiento

En la segunda parte, se confirmó la decadencia del equipo y la espiral negativa que le llevó de un inicio luminoso a un final lleno de nubarrones y a la postre, quién podría imaginarlo, de aparato eléctrico. En el tercer cuarto España dejó pasar todas las oportunidades. Ni sentenció el partido porque no descolgó a su rival ni se reencontró con su juego porque entró otra vez en una dinámica demasiado irregular, colgada de acciones individuales y muy poco constante en defensa. Parecía que con eso bastaba pero las pérdidas y la poca tensión competitiva nos privaban de la posibilidad de recuperar estilo y carisma tras el mal trago ante Serbia.

Así que España vivió tan cómoda con ventajas que superaban casi siempre los diez puntos que no sintió necesidad de machacar ni siquiera para volver a asustar a sus rivales directos, a los que imaginamos llenos de curiosidad ante el trance por el que pasa el gran favorito, que se vio abocado a la pesadilla final del último cuarto y al flirteo con la eliminación. Hubiera sido tan terriblemente prematuro como, hay que reconocerlo, justo por lo vista sobre la cancha. España tuvo minutos horribles, malas decisiones, pérdidas, demasiados nervios... y al final reaccionó con entereza, por lo que cuesta saber si ese último parcial es un síntoma definitivo de nuestra recién descubierta debilidad o un empujón para recobrar el nervio y sobre todo el juego, que tan huérfanos nos tiene. El caso es que Gran Bretaña pasó de bálsamo perfecto a casi verdugo y mañana asoma un gigante comño Eslovenia, que puede enviarnos a la UVI de forma definitiva o asistir a nuestra reacción a modo de Bálsamo de Firabrás, esa pócima que Don Quijote creía capaz de curar cualquier herida. La respuesta llegará mañana pero nuestras dudas, lejos de resolverse, son todavía mayores que hace 24 horas. Sí, Scariolo, parece que tenemos un problema...