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euroliga | khimki 84 - real madrid 81

La conexión lituana no basta

El excepcional partido de Lavrinovic (49 de valoración), muy bien acompañado por Kaukenas no bastó a un Real Madrid por lo demás tremendamente gris. El equipo de Messina pese a su mal partido no cedió hasta la prórroga ante un buen Khimki que aprovechó la falta de rotación interna de los blancos y contó con un Carlos Cabezas explosivo (20 puntos).

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<strong>DERROTA.</strong> El Real Madrid de Messina no pudo arrancar con buen pie en la Euroliga.
DERROTA. El Real Madrid de Messina no pudo arrancar con buen pie en la Euroliga.

Messina volvía a Rusia, como Hansen o Garbajosa, que regresaba a la que fue su casa, ahora guardada por Scariolo, Raúl y Cabezas. Tarde de cruce de caminos que ponía un toque entre extraño y familiar en la atmósfera de un partido frío, cargado de emoción de fogueo, porque en esta primera fase de la Euroliga se juega con red, chaleco salvavidas y navaja multiusos, tantos partidos y tan poco por decidir. Pero conviene ganar y gusta dar una imagen presentable, más si estrenas proyecto en la pasarela continental. El Real Madrid, tremendamente gris, no hizo ni una cosa ni otra.

La derrota puede servir de aviso ante el riesgo de acostumbrarse a vivir en el alero, siempre pendiente de un hilo. Funcionó ante Lagun Aro y Unicaja pero estalló en las manos ante un Khimki que defendió plaza y avisó de que se trata de un buen equipo. Si el Real está en el vagón de favoritos y así lo refrendan las apuestas y la inversión realizada, el equipo ruso ha formado un buen bloque desde el azote de la crisis y la inoportunidad: proyecto lujoso la temporada pasada y ajuste de cinturón en esta, precisamente la del debut en Euroliga. El caso es que con un presupuesto reducido en un 50% que ha sacado de la foto a Garbajosa, Delfino o Lampe, Scariolo tiene un bloque sólido que huele a 'Top 16' con alternativas en la dirección (Raúl López, Cabezas), clase exterior (Langford, McCarty), un buen '4' de corte moderno (Jankunas) y centímetros y músculo en la zona: la experta dureza de Javtokas y los 2'16 del joven Mozgoz, boceto de lo que puede ser un pívot dominante en la Euroliga a medio plazo. Ambos fueron un tormento, claro, para este Real Madrid que tiene a Felipe y Van den Spiegel en la enfermería, a Hervelle viendo el partido en Madrid y a De Miguel entrando en la rotación cuando Lavrinovic necesitaba oxígeno: jugó 35 minutos en lo que puede ser una pesada hipoteca para el futuro.

Dos bastiones lituanos y nada más

De este Real Madrid hay que esperar más por mucho que tenga potencial como para estirar la derrota hasta el instante final de la prórroga ante un buen rival y en una mala noche. Pero los datos cantan: el Khimki ganó más de medio partido en la lucha por el rebote (44-33, 15-9 en ofensivos, unas segundas opciones cruciales para un equipo que tiró hasta 30 triples con un pobre 26%); y el Real Madrid hizo concesiones como un discreto 5/17 también desde la distancia y un impresentable 55% (16/29) en tiros libres, cuatro fallos entre Garbajosa y Lavrinovic cuando se pudo resolver el partido antes de la prórroga.

Tras cuatro cuartos y una prórroga sólo dos jugadores del Real Madrid, el dato es tremendo, anotaron en dobles cifras: Kaukenas y Lavrinovic. El día fue discreto para Garbajosa o Velickovic y directamente pésimo para Prigioni, Hansen, Vidal (que al menos aportó en defensa) o un Bullock desconocido. No sólo no anotó (4 puntos) y apenas tiró, sino que su presencia en cancha coincidió siempre con los mejores minutos de Langford, que castigó el aro blanco cada vez que se emparejó con 'Sweet Lou'. Con todo eso, el Real Madrid resistió gracias a su conexión lituana. Kaukenas, desconocido ante Lagun Aro y Unicaja, anotó 22 puntos y tuvo mucho peso en los minutos importantes, prórroga incluida. Lo de Lavrinovic fue directamente épico: 49 de valoración con 32 puntos (2/2 en triples), 11 rebotes, 3 tapones y 11 faltas recibidas. Fue la luz en ataque con puntos de todos los colores y se esforzó al máximo en defensa en los minutos más intensos de su equipo. Un partido descomunal sin apenas compañía y, por lo tanto y ahí va la morajela, sin premio final.

El Khimki, un bloque lanzado por Cabezas

El Khimki ganó a base de juego más colectivo y de baloncesto sencillo y aplicado. Se esforzó sobre los puntos fuertes del Madrid en defensa y sobre los débiles en ataque. Tuvo seis jugadores por encima de la decena y encontró en momentos importantes a los elegantes aunque discontinuos Langford (12 puntos) y McCarty (11). Mozgoz fue un ciclón (10 puntos, 6 rebotes) en los apenas 16 minutos que jugó, y complementó a Javtokas (11 puntos, 8 rebotes) en un juego interior por el que pasó la fluidez del equipo ruso y el oro puro de las segundas opciones. Raúl estuvo muy correcto en el primer tiempo (terminó con 7 puntos) y Cabezas fue el gran héroe del triunfo de su equipo. Anotó 20 puntos y fue la revolución necesaria, el puñetazo en la mesa, cuando las cosas se torcían.

El base malagueño rescató al Khimki cuando parecía moribundo. Con 48-52 tras un buen tercer cuarto defensivo de los de Messina, anotó 5 puntos seguidos (penetración de furia y triple) para voltear el marcador otra vez (53-52) antes de un último cuarto que abrió con 6 puntos seguidos. De su decisión y un puñado de rebotes de ataque vivió el Khimki antes de la prórroga, y de su concentración y frialdad en los tiros libres, en el tiempo extra. Las últimas opciones del Real Madrid se fueron al desagüe entre malos ataques, tiros clave fallados y más errores desde la línea de personal.

Antes del desenlace el partido vivió siempre en una igualdad casi claustrofóbica, ritmo muy controlado, ventaja de las defensas y diferencias cortas. Los mejores momentos del Khimki llegaron en el segundo cuarto (36-29) y los del Real Madrid en el tercero, mientras que en el último se sudó cada punto con empates constantes hasta que un 7-0 forjado entre Cabezas y Langford envío al Madrid a la lona (70-65). Se levantó de la mano de Kaukenas y llegó a la prórroga, pero estaba vez tocaba perder. Una derrota que duele poco por trascendencia (escasa dado el kilometraje de esta primera fase) pero que resulta molesta por la imagen, demasiado desdibujada y apenas maquillada por el colosal partido de Lavrinovic. Mala cosa.