De aquel 0-5 con el que arrancó la temporada a este 5-7, un salto hacia adelante que permite al Estudiantes pensar en la Copa del Rey. ¿Razones para el milagro? Quizá que este Estudiantes se cocina a fuego lento, para lo que hace falta que ingredientes nuevos como Oliver lo enriquezcan. Y ya lo hace. Ayer, el base fue la cabeza visible para dejar al Granada en un quiero-y-no-puedo como en los recientes duelos ante Real Madrid y Regal Barcelona.

Hermanos.

Popovic dio el primer empujón (19-5) y en el rival respondía Jasen, el otro Jasen, Juan Ignacio, el hermano menor. El alero encontró en Hendrix a su mejor socio, también a Stefansson, y el Granada animó el baile (33-32). Fue un toque de atención al borde del descanso (36-32), pero Oliver dio un paso al frente, primero con un triple en filigrana (39-32) y más tarde con una dirección de la que careció Gianella. Juanpi Gutiérrez se agarró con su buena mano al partido, pero era tarde; Estudiantes recuperaba al mejor Suárez, y Jasen, Pancho, el hermano mayor, demostraba que lo suyo es dejarse la piel, ya lleve el pelo corto o largo. Con ellos al frente, el Estu respira y coge aire para cumbres más altas. Como la Copa, hace nada un ochomil.